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¨Isolée¨ Un restaurante donde ir de compras

Dos negocios en uno. En esencia, eso es Isolée. Restauración y comercio, en un amplio sentido de la palabra. Y tanto monta, monta tanto. Ambos tienen un peso similar en los ingresos, aunque la zona del café, en principio fue concebida como gancho para captar clientes, que una vez entran, echan un vistazo al resto del local: el espacio de productos delicatessen, el de ropa, música, regalos,… o bajan a relajarse al sótano ‘chill out’.

Rodrigo Menéndez y José Luis Robles, ambos provenientes del mundo de la creatividad publicitaria, abrieron Isolée en Madrid (en el puntero barrio de Chueca, como no) hace poco más de un año rizando el rizo de los locales multidisciplinares y vanguardistas. Lo primero que encontramos en sus 450 metros cuadrados, ideados por la arquitecta italiana Teresa Sapey, son precisamente las mesitas y sillas blancas impolutas del café-lounge, para dar paso, en esa misma planta a la barra en la derecha, y a las estanterías en el lado opuesto repletas de productos que no se encuentran en el supermercado de la esquina: esa botella de agua de un litro a siete euros (hay 25 referencias del líquido elemento) o ese zumo picante de verduras enlatado. Avanzando, llegamos al puesto de música, con CD’s a la venta y auriculares para escucharlos. Un poco más al fondo topamos con los expositores de revistas y los de artículos de regalo: carteras, pañuelos, incluso un patinete eléctrico y enfrente, los lineales con productos gourmet de alimentación de los cinco continentes. Y separado sólo por una pared, el espacio de ropa, repleto de los últimos modelos de las marcas más punteras de calzado deportivo, y prendas firmadas por señeros diseñadores españoles y extranjeros como Valentino o David Delfín.

En la planta inferior, se encuentra la que han denominado chill zone, un espacio apto para relajarse escuchando música o celebrar cualquier tipo de evento o fiesta privada donde predomina el blanco, matizado con el negro y el rojo de unos originales sofás modulares.

Y a pesar de la singularidad del local, no hay vocación de exclusividad. “No tenemos un público muy snob. Tal vez en la tienda de ropa sí, pero al café vienen todos los días a desayunar y a comer los oficinistas de la zona”, manifiesta José Luis Robles, quien explica que Isolée significa ‘aislada´ en francés, aunque eso es lo de menos. Sus propietarios huían de las denominaciones anglosajonas y lo eligieron por su sonoridad.

Cocina sin cocina
En el seno de este original concepto, la restauración ha ido abriéndose hueco, convirtiéndose en parte imprescindible del mismo, no sólo por su aportación a la cuenta de resultados; también por su función de “cebo”: “la restauración canaliza al público al resto del local”. Ésta se practica sin necesidad de cocina como tal, en un office sin salida de humos, equipado con horno, plancha y dos microondas especiales, y echando mano de la cuarta y quinta gama
En Isolée, abierto de diez de la mañana a once de la noche de lunes a jueves, se sirven de siempre desayunos y comidas. La novedad es que desde hace dos meses, se puede cenar los jueves, viernes y sábados, dilatándose por ende el cierre hasta la una y media de la madrugada. Aclara Robles: “No somos un lugar de copas como tal”.

A mediodía se puede elegir entre dos menús, uno a 9,50 euros y otro a 12,50; y por la noche, a la carta, el desembolso medio asciende a unos 30 euros. Se puede comenzar con platos como la “Ocean Salad” – salmón noruego con cebolla roja y vinagreta de mostaza dulce al Pedro Ximenez”- o un “Mollete ibérico” de jamón con salmorejo; para continuar por un “Solomillo a las tres pimientas sobre base de pasta oriental” o “Carpaccio de buey con parmesano y un toque de aceite de oliva”; y terminar con alguna tarta, y café o té, a elegir entre diferentes variedades. Aquellos que lo prefieran, se pueden llevar la comida a casa.

Doce personas atienden todo este negocio que sus dueños ya piensan en expandir. Desvela Robles que ya están rastreando en Barcelona, Bilbao y Valencia en busca de un público urbanita que guste de comer fuera de casa. (www.isolee.com) l
Elia García

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