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La industria del Vending en Galicia, marcada por la atomización del sector

Un rápido repaso por las empresas que practican el vending en Galicia permite encontrar sin mucho esfuerzo del orden de una docena de éstas en cada una de las siete principales ciudades gallegas.

La oferta no se aparta del recetario habitual, así que nadie encontrará productos que se salgan del guión preestablecido: bebidas calientes (cafés, chocolates e infusiones), pero también frías (refrescos enlatados, zumos, batidos y agua embotellada); bocadillos variados y todo un listado de comida rápida en el apartado de snacks (bollería, chocolatinas, patatas fritas y dulces variados).

Esta situación es la que hace que en el noroeste peninsular el sector del Vending siga una tendencia muy similar a la existente en otras zonas del país. Dispersión, disgregación y desigualdad entre operadores son los principales parámetros, lo que da lugar a una atomización importante con muchos y pequeños empresarios que buscan fórmulas de subsistencia en un momento en el que la globalización ha creado una feroz competencia entre mercados.

De momento no hay cifras oficiales, pero sí constancia de la existencia de más de cien pequeños operadores en Galicia y más de 30.000 máquinas expendedoras de bebidas calientes y frías o de productos sólidos, repartidas tanto en áreas comerciales como en edificios administrativos, centros de trabajo o pequeños negocios.

Cuantiosos beneficios
Y es que este tipo de espacios son un plato muy suculento y que puede reportar grandes beneficios, ya que tampoco se requiere de una gran inversión. Empresas como la coruñesa Disvenga (Distribuidora de Vending Galicia) considera que el futuro camina hacia la implantación de baterías de máquinas en fachadas de edificios, en exteriores de metros, de autobuses, etc. Esta empresa ha apostado por la creación de una plataforma de compra que aúna a pequeños operadores, de manera que exista un único intermediario ante las distribuidoras con poder de negociación con fabricantes pertenecientes a grandes multinacionales del tipo de Coca-Cola o Nestlé.

En este sentido, al grupo Disvenga ya se le han unido más de treinta empresas que ven en esta forma de asociacionismo el único modo de subsistir frente al más grande y potente, sobre todo en un momento de alza de costes por el aumento de los precios de la energía.l
Alfonso Basterra

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