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Andrés Torres, adjunto a gerencia de L’illa Diagonal, explica la evolución de la zona de restauración de este centro comercial barcelonés

De hecho, de entre los seis centros comerciales que habían previsto abrir en la década de los noventa en Barcelona, L’illa Diagonal fue el primero en inaugurarse. Su evolución ha sido imparable.

Así, a finales de 2006 se amplió su superficie comercial con 17 nuevas tiendas y un hotel NH de cuatro estrellas. Dentro de un singular edificio con forma de rascacielos tumbado, obra

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del arquitecto Rafael Moneo y Manuel de Solà-Morales, se ubican en la actualidad más de 160 tiendas de moda, complementos, regalo y una planta subterránea dedicada en casi su totalidad a la venta y degustación de productos de alimentación y gastronomía de la más alta calidad. Entre los restaurantes que han decidido ubicarse en este centro comercial destacan el japonés Sakura-Ya, el mexicano Ándele, el italiano Angolo o el reconocido Fishhh! Pero entre toda su oferta de restauración, ubicada en la zona denominada El Rebost de l’illa, destaca la amplia selección de tiendas con degustación, de hecho, L’illa Diagonal fue uno de los centros comerciales pioneros en incluir en su oferta este tipo de establecimientos, tan de moda en la actualidad. Andrés Torres, adjunto a gerencia de L’illa Diagonal, lo recuerda: “El primer establecimiento de alimentación de El Rebost de L’illa que incorporó degustación fue la Xarcutería Andreu, en 1996; y las últimas incorporaciones, Deli Shop y Udon-Ya. Desde que en 1996 se optara por diversificar la oferta del mercado de alimentación y productos frescos para incorporar la degustación y restauración al mismo tiempo, su crecimiento ha sido constante y su consolidación ha convertido el conjunto de esta oferta en una de las locomotoras comerciales de L’illa Diagonal”.

Y es que, el Centro Comercial L’illa Diagonal está ubicado en una de las zonas de oficinas más importantes de Barcelona, por lo que el flujo de usuarios no sólo se nutre del usuario tipo “Shopper”, sino también de un comensal que busca a diario una oferta rápida, de calidad y muy variada. Eso es lo que encuentra en este tipo de locales, que no sólo le permiten comer algo informal y rápido, sino también comprar algo más para llevar a casa o a la oficina. Andrés Torres subraya, sin embargo, que “como en todo equipamiento comercial, la tipología del cliente preferencial queda definida por las características sociodemográficas de su área de influencia. En el caso de L’illa, la mayor parte de sus clientes provienen de los barrios más próximos (Les Corts, Pedralbes, Sarrià-Sant Gervasi y Sants), aunque dada su vocación de centro regional y la variedad y diferenciación de su oferta, también atrae a un importante volumen de visitantes del resto de Barcelona, e incluso de Cataluña y turistas que recalan en nuestra ciudad”.

Precisamente este dato fue determinante a la hora de diseñar la oferta en restauración de L’illa. Y tal y como cuenta Andrés Torres, se diseñó desde un principio

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con este perfil: “El plan especial urbanístico que se llevó a cabo para la implantación de L’illa Diagonal incluía un CPA (centro privado de alimentación), es decir, un mercado similar a los mercados municipales pero de gestión privada. En un principio fue difícil comercializar estos espacios con operadores de productos frescos, poco acostumbrados a desarrollar su actividad en un centro comercial con horarios y públicos diferentes a los que tenían hasta entonces. Se realizó un importante esfuerzo por equilibrar la oferta y garantizar su competitividad, y este esfuerzo dio sus frutos al cabo de algunos años. Cabe tener en cuenta que el carácter de L’illa Diagonal como edificio de servicios (oficinas, parking, auditorio, hoteles, colegios, etc…) le distingue de otros centros comerciales, le integra en su barrio y zona de influencia y da un mayor sentido a esta tipología de oferta”.

En L’illa Diagonal, “la oferta de alimentación y degustación se concentra en la planta -1 del centro comercial, cuyas características la diferencian estética y arquitectónicamente del resto de áreas comerciales de L’illa, otorgándole una personalidad propia a este espacio y favoreciendo su convivencia y equilibrio con el resto de oferta de shopping centrada básicamente en la moda, complementos, hogar, regalos y servicios”, explica Torres, quien añade y subraya que, “sin lugar a dudas El Rebost se ha convertido en un elemento diferencial de L’illa. Ningún otro centro comercial de Barcelona cuenta con una oferta de estas características, lo que significa una importante ventaja competitiva y una fortaleza más para nuestra marca”. JIsabel Acevedo

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