La sociedad afincada en Reino Unido ya había adquirido en 2006 el 64% de las acciones junto a la familia Ballvé y ahora tiene el control total de la empresa española.
La CE ha considerado que esta transacción “no da lugar a ningún obstáculo para la competencia, dado que Permira y Telepizza no están activos en mercados parecidos ni en ningún sector relacionado”.