Una edición que puso especial énfasis en perder el miedo al extranjero para llevar la oferta gastronómica de España fuera de nuestras fronteras. “España debe presumir de una materia prima extraordinaria y entender que salir al exterior es una de las grandes oportunidades”. Así de contundente se mostró Rafael Ansón, presidente de la Real Academia de Gastronomía durante su ponencia en el congreso.
En esta línea, apuntó que “al igual que hicieron los italianos, los españoles tenemos que llevar nuestros restaurantes fuera, aprovechando que cada vez viene más gente a comer a España”. Un país que, a juicio de Ansón, ha sabido, pese a tener menos dinero, adaptar su oferta gastronómica al cambio de la demanda.
Es más, de cumplirse las previsiones del actual Gobierno de Rajoy, ese cambio llegará aún más lejos al añadir a la palabra gastronomía, la palabra saludable. “Se trata del made in Spain to be Health”, explicó Ansón durante su ponencia, en la que también defendió el concepto de vender dentro, pero sobre todo fuera, felicidad.
Al reto de sacar nuestra gastronomía al exterior, Jorge Villavecchia, director general del Grupo Damm, quiso sumar el de incorporar gente joven al mundo laboral. Algo que, según dijo, “es fundamental para el consumo, además de para no perder a toda una generación”. La contrapartida de esas incorporaciones reside en hacer un esfuerzo que consiste en, según explicó, eliminar estructuras de coste y entender mejor que nunca las necesidades del distribuidor y del punto de venta.
Esfuerzos a los que Damm ha querido sumar el de hacer una mayor apuesta por la comunicación y el marketing. “Si no lo haces, tus productos pierden emocionalidad”, aseveró.
Por su parte, Pablo Juantegui, consejero delegado de Telepizza, centró su intervención en el Congreso en la necesidad de que llegue el crédito a la pequeña empresa. “En España están pagando justos por pecadores; el crédito es fundamental para la hostelería”. Un sector que, según dijo, “ha visto cómo el consumidor se ha hecho más sensible al precio, sin renunciar a la calidad”. De ahí que su receta anticrisis pase por, además de la internacionalización, enamorar al consumidor con nuevos productos y nuevos lugares.
“Tenemos que convertirnos en operadores low-cost, es decir, operar de una forma distinta, cambiar nuestros paradigmas y hacernos mejores para ser más eficientes. Si hay algo bueno de la crisis es que el consumidor te permite hacer cosas que antes no podías”.
En esta línea, Miguel Ibarrola, consejero delegado de Grupo Zena, dijo que otra receta anticrisis reside en “volver a lo básico, reforzar nuestras marcas y no olvidar que en nuestro sector vivimos del día a día, porque los tiempos de euforia han terminado”.
Por su parte, Valentino Fabbian, managing director de Chef Express (del Grupo Cremonini), dijo que pese al parón económico, nacional e internacional, la alta velocidad está creciendo siendo una opción de desarrollo para la restauración a abordo. JGema Boiza