No sólo por las grandes organizaciones que saben combinar la actividad del foodservice con la del retail, sino también por aquellos mayoristas tradicionales que del granel han pasado a distribuir las tres temperaturas en una sola entrega y se atreven ahora con algo tan necesario como dar consejos, vistas las peculiaridades de la cartera de productos que representan o la necesidad de ajustes en la gestión de sus clientes para que no se les gripe el motor de su desarrollo.
Pese a todo, la estructura del sector de distribución aún ha de mejorar. Su disposición hacia el cambio es evidente, la de sus clientes no tanta. Y cito tanto a fabricantes que se empeñan en doblar y triplicar redes comerciales como a operadores de restauración cuya pereza para asumir un cambio de escenario contribuyen a que las mejoras que se podrían obtener, con una actitud más beligerante, no terminen de evidenciarse.
Los cambios se avecinan de forma vertiginosa. ¿El último? Llevar la alimentación saludable a las mesas de los restaurantes comerciales. Ha llegado la hora de que los jefes de cocina ‘sepan de’ y elaboren menús equilibrados, hablando desde el punto de vista nutricional.
Lyon dixit.