Unas cifras que difieren en parte con otros informes, como el presentado por Tormo Franchising que refleja tan sólo la existencia de 131 redes especializadas en hostelería. Aún así, en lo que no existe ninguna división es en lo que a afirmar se refiere que el segmento de la franquicia, para la hostelería, no sólo es un sector dinámico, sino sólido y con un gran potencial de futuro en tanto en cuanto que aún no cuenta con un número de redes tan abultado como el retail o los servicios.
Un segmento con potencial, que se presenta como una opción de desarrollo profesional para el emprendedor, así como lo suficientemente flexible como para adaptarse a las circunstancias económicas actuales.
Por ejemplo, una de las tendencias que se observan si nos ponemos a analizar, es que habida cuenta del potencial, durante este ejercicio seguirán incrementándose el número de marcas que operan en régimen franquiciado. Eso sí, lo harán especialmente aquellas cuyo modelo implique un ticket medio bajo, como por ejemplo las enseñas de fast food y algunos temáticos, así como nuevos conceptos basados en ideas innovadoras y saludables.
De hecho, el 28% de las franquicias hosteleras que operaban en 2012 eran de nueva creación, estaban en sus inicios. Un porcentaje que alcanzaba al tercio del total si se tenía en cuenta a ese 11% que todavía estaba en periodo de ‘revisión’ de su sistema de negocio. Una cifra que se ha nutrido de lanzamientos como los más recientes de La Tortillita, recién llegada a Madrid de su Galicia natal; o la marca de Grupo Vips, Vipsmart –así como los propios Vips cafetería-. En términos generales, a lo largo del ejercicio 2012, 110 nuevas empresas se incorporaron a la franquicia, mientras 338 discontinúan o quedan excluidas; en restauración, 16 empresas hosteleras decidieron iniciar su expansión en franquicia el ejercicio pasado. La parte negativa la constituía el hecho de que simultáneamente, en todos los sectores se han producido pérdidas, en algunos casos producidas por el abandono de la franquicia como fórmula de expansión y otros casos, han sido empresas que han quedado fuera de este censo al no superar los nuevos criterios de inclusión. Aún así, según el informe de Tormo Franchise Consulting es previsible un incremento en la facturación dentro de este propio ejercicio, debido a que las empresas que permanezcan en activo en la actualidad son ya empresas sólidas y asentadas. Se estima que en 2012, la franquicia hostelera facturó unos 3.428 millones de euros y que atrajo una inversión de 1.531 millones.
El fenómeno del ‘low cost’
Como decíamos al inicio de este texto, triunfan los conceptos que incorporan un ticket medio bajo en cuanto a oferta, pero como el precio no lo es todo, pero sí mucho en estos días, no sólo es eso. La crisis ha impulsado que la franquicia más demandada –y esto parecerá una obviedad- sea la que requiere una inversión menor: ejemplos como los de Sushimore, que apenas requieren 10.000 euros de inversión inicial (un tercio si sólo se opta por la barrita de Suchimore), o la mencionada La Tortillita, recién llegada a Madrid, con una inversión inicial de unos 42.000 euros… y ha propiciado que se dé el fenómeno de que franquicias ya establecidas hayan iniciado un proceso de conversión de algunas de sus enseñas en un modelo de precio más moderado. Por ejemplo, el citado Grupo Vips rebajó la inversión necesaria para poner en marcha una franquicia de su enseña Ginos; y lo mismo o muy parecido puede decirse de Restalia, que lanzó la versión 2.0 de La Sureña, más barata que la original.
Ejemplos de dos marcas muy conocidas y que identifican una tendencia al alza. Una tendencia con la que algunos expertos del sector no están del todo de acuerdo puesto que, tal y como expuso Javier Pelayo, socio fundador de la consultora T4 Franquicias durante la pasada edición de Expo Foodservice (ver páginas especiales), entonces “¿qué pasa con los franquiciados que firmaron antes de la versión low cost con la marca?” Existe el riesgo de que se sientan ‘agraviados’. Lo que sí defendió Pelayo es que las enseñas practiquen una política de precios razonables, adecuados a la crisis.
Pero la versión de precio más rebajado de una marca ya franquiciada no es la única alternativa para todas aquellas que buscan la expansión y para ello intentan facilitarles las cosas a sus franquiciados o potenciales franquiciados. Por ejemplo, una de las últimas iniciativas en ese sentido la ha protagonizado la enseña Makitake, que ha decidido apostar por el sistema de cobrandings para impulsar su negocio. U otros que basan su desarrollo en la ‘imitación’ más o menos obvias de modelos de éxito, como pasa con la marca Copas Rotas, cuya oferta recuerda en ocasiones a la de 100 Montaditos. JAna I. García