El segundo premio ha recaído sobre la rusa Miranbelle (especializada en atender a familias con niños) y el bronce en la francesa Boco, por su idea de servir platos firmados por chefs con estrellas Michelin, cuyas fichas técnicas se usan para elaborarlos en una cocina central y regenerarlos, después, en los restaurantes.
Incomprensible la ausencia de conceptos españoles de restauración en dicho concurso que por lo que puede observarse arrasarían ante los finalistas y premiados.