El diseño e interiorismo y arquitectura del local ha sido obra del estudio de Sandra Tarruella que, una vez más, plasma muy correctamente la filosofía que subyace del proyecto empresarial: recreación de espacios conocidos, tales como salón y cocina del hogar, bar/restaurante y jardín-invernadero, que permite ver el establecimiento como restaurante-lobby o lobby-restaurante por un cliente que, como comensal, busca una experiencia única a base de interpretar individualmente la oferta gastronómica y del ambiente del local.
En aproximadamente 440 metros cuadrados distribuidos en dos diferentes niveles, se divide el establecimiento sin crear barreras visuales, entre un espacio más informal de la entrada y la zona más elegante, en la parte trasera del local. En el primer nivel se sitúa la zona del jardín-invernadero, con suelo hidráulico, techo de mimbre y plantas. Esta zona comunica con el resto del local a través de una carpintería de cuarterones de cristal y hierro, que permiten al comensal ver el resto de la estancia, sentado en la parte ajardinada.
En el lado opuesto del jardín, está el salón que, con sus materiales cálidos, la chimenea y la estantería con libros, ofrece una sensación hogareña al comensal, parecida a la que puede experimentarse en el salón de casa donde disfrutar de un libro, tomando una copa o navegando por internet, desde el sofá.
La gran barra está situada entre dos niveles, pudiendo elegir entre taburete desenfadado en la zona de tapas o silla cómoda en la de restaurante; siempre mirando hacia la zona de preparación de platos, en la isla central, que hace de unión de dos mundos: el de tapeo en el banco corrido con cojines de colores y mesas de madera, con la clásica comodidad de los restaurantes de siempre, donde una intencionada austeridad cromática (blanco y negro), unida a mesas de mantel con vidrio y sillas tapizadas, crea un ambiente relajado, donde el comensal puede disfrutar además de las fotografías del Madrid de Luis Baylon.
El estudio de Sandra Tarruella ha tenido como responsable de este proyecto a Cecilia Moretti y como colaboradores más directos a Ricard Trenchs, Núria Calderón y Carla Manres y ha contado con Global Experience SL como empresa constructora. Además de los diseños propios y genuinos de muebles del estudio, ha habido otros proveedores tales como Alki, Fredericia, Dadra, Verges, Gervasoni, y la fotógrafo Meritxell Arjalaguer.
En compañía de Lobos
Ana la Santa forma parte de la firma En Compañía de Lobos, un proyecto constituido hace algunos meses. Desde el otoño pasado Tomás Tarruella, responsable, junto con Rosa Esteva, de Grupo Tragaluz, iniciaba una nueva singladura, esta vez en compañía de Perico Cortés y Rafael Londoño que, de momento, ha arribado a emplazamientos como Madrid, México y Bogotá así como a la turística Los Cabos.
Tras inaugurar en octubre pasado el restaurante Ana la Santa, en los bajos del Hotel Me de la madrileña Plaza de Santa Ana, le seguían Juana la Loca en Bogotá y Pepa Tomate en Los Cabos. En los tres casos la arquitectura e interiorismo posee carta de naturaleza: en Madrid, Sandra Tarruella; en Bogotá, Isay Wienfeld; y en Los Cabos, Arthur Casas.
En Compañía de Lobos dará que hablar en los próximos años. No en vano su portfolio de restaurantes aloja, además de los citados a los Luzía (Madrid, Mexico y Bogotá), Gallito, Cuines, Lobo de Mar… que con toda probabilidad dejarán los exitosos estigmas procedentes de los años de trabajo de Tomás Tarruella en Tragaluz. JRN
