“Nuestra intención es reforzar nuestra presencia en Madrid y en Galicia y empezar a implantarnos en el sur de España”, explica este directivo para quien “antes de La Tortillita faltaba una franquicia del producto típicamente español”. Un producto que, según especifica, no es la paella sino la tortilla. “La tortilla no entiende ni de gustos ni de edades y estoy seguro de que el concepto de La Tortillita triunfaría más fuera de España que dentro”, matiza.
De ahí que Valenzuela y su socio, Gerardo Muñoz, se planteen exportar el concepto de La Tortillita a países como Francia, Inglaterra e incluso Estados Unidos; eso sí, una vez que la firma esté asentada aquí.
“No me gusta ponerme metas muy altas y prefiero ir poco a poco”, sostiene este empresario, que sitúa en Pozuelo de Alarcón (Madrid) y en Santiago de Compostela (La Coruña) los locales que La Tortillita abrirá a finales de enero y principios de febrero, respectivamente.
Casado y padre de dos niños, Manuel Valenzuela explica también a Restauración News que los requisitos que él y su socio exigen a sus franquiciados es que los locales de La Tortillita tengan entre 80 y 100 metros cuadrados, estén, siempre que sea posible, a pie de calle y cuenten con una salida de humos.
Además, los que apuesten por el concepto de La Tortillita tendrán que pagar un canon de entrada de 12.000 euros, y de la facturación mensual un 4% de royalty y un 2% para gastos de publicidad. “Nos gusta que la publicidad sea local”, apostilla este emprendedor que antes de poner en marcha La Tortillita trabajó durante ocho años en dos cadenas de franquicias.
Dos cadenas en las que, según nos cuenta, “lo que más se vendía era la tortilla”. Ése fue el primer pilar en el que sustentó su iniciativa empresarial. El otro tuvo que ver con la franquicia ya que “reduce el margen de error”.
La carta
El ensamblaje de ambas cosas y el cierre del restaurante Banet que Valenzuela tenía en Pontevedra fue el pistoletazo de salida de La Tortillita que, si bien nació inspirada en la tortilla española, a día de hoy gran parte de su carta tiene mucho que ver con las croquetas.
“Somos una tortillería croquetería, con más de treinta tortillas diferentes en carta; además, damos la opción al cliente de elegir in situ con qué ingredientes quiere su tortilla”, explica Valenzuela.
Para que esa elección sea posible, los locales de La Tortillita reciben ya preparada la base de la tortilla, elaborada en el obrador que la firma tiene en Canvados. Con tortillas de entre doce y catorce centímetros de diámetro y con un ticket medio que oscila entre los cinco y los ocho euros, en función de la ubicación de los locales de la firma, La Tortillita no aspira a diversificar su carta para, según dice Valenzuela, “no prostituir la marca”.
“Quien no se tematice corre mayor riesgo”, dice Valenzuela, que no duda en asegurar que “con esta crisis el público se ha hecho más exigente”. Una crisis que, sin embargo, según cuenta a esta publicación “se ha notado menos en restaurantes del tipo La Tortillita, que ha españolizado el fast food”.
Con una facturación superior a los 500.000 euros, Valenzuela confía en que La Tortillita cerrará 2014 con unas ventas que doblarán a las conseguidas este pasado año. Jgema boiza
