En el establecimiento, la estética se ha hecho más fresca y clara. Sus típicas paredes de ladrillo viejo rojo han sido teñidas de gris muy claro, aunque mostrando la pátina del tiempo, que no deja de ser seña de identidad de la taberna. Se mantienen las vigas de madera y el característico reloj que da la bienvenida al salón. Combinado todo con el verde de sus techos y algunas de sus paredes, y las ‘lámparas’: unas formadas por coladores y otras azucareros colgantes como ideas caídas del cielo.
Aparte, la oferta se adapta a los tiempos actuales, pero sin perder la esencia. Ese es el espíritu del, por ejemplo, menú degustación de platos elaborados con setas formado por las Croquetas de boletus al aroma de trufa, Carpaccio de champiñón de París, pistachos, ricotta ahumada y toques de limón y tomillo, Cous-cous de codorniz en escabeche de setas variadas, Canelones de calabacín rellenos de ragout de conejo y trufa ‘Tuber aestivum’ sobre ligera salsa de trompetas de la muerte. Todo ello por 15 €.
