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Abre Toque de Sal en el madrileño barrio de Chamberí

Toque de Sal10 mailAcaba de abrir sus puertas en el número 46 de la madrileña calle Ponzano, el restaurante Toque de Sal, un espacio decorado al estilo de los bistró parisinos con una cocina de mercado.

Gracias al horario ininterrumpido, en Toque de Sal se puede disfrutar desde el desayuno, aperitivo a media mañana,  almuerzo, afterwork y una cena con copas incluidas si se desea alargar la velada.

Al frente de este nuevo proyecto se encuentran varios socios: Álvaro Oliver Bultó, José María Closa Moradell, Inés Bultó Mata, Bruno Oliver Bultó, y Mercedes Bohórquez Domecq, que componen una sociedad familiar. Bruno e Inés a través de su estudio Abracadabra Store, son responsables del proyecto de decoración.

Con más de 25 años de experiencia, Eduardo Rodríguez es el encargado de atender la sala del restaurante y de asesorar al cliente en la elección de los vinos de la bodega de Toque de Sal que ofrece vinos españoles de las mejores denominaciones de origen y franceses de la región de Bordeaux. Los vinos de la casa, se han seleccionado con esmero y están a la altura de la oferta gastronómica.

El proyecto de arquitectura de Toque de Sal es obra de Foxium Arquitectura, pilotado por Álvaro, hermano de Bruno, y con una amplia experiencia en la creación de espacios de restauración. Dividido en dos ambientes, la entrada da la bienvenida con una barra que alberga una vitrina de quesos y mesas altas donde disfrutar de un desayuno, picoteo o comida o cena más informal. Al fondo, separada por unos altos gueridones aprovechados para el uso del servicio diario, una pequeña sala que esconde en un altillo la bodega que alberga más de 500 botellas. Todos los muebles están hechos a medida y en exclusiva para Toque de Sal, con materiales y elementos cuidadosamente escogidos para dotar el restaurante de una personalidad única. Mármol negro en barras, maleteros de latón inspirados en los vagones de tren antiguos que sirven para ubicar abrigos y bolsos, vajillas personalizadas con el anagrama del restaurante, cubiertos todos diferentes y rescatados de hoteles de lujo antiguos como por ejemplo el Hotel Mamounia de Marrakech y el Hotel Ritz de Madrid y una iluminación meticulosamente calculada, hacen que el espacio, sea a la vez fresco, elegante y acogedor.

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