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Tuk Tuk, el más puro sabor asiático

Los caminos de Olivier Blomme y Rick Newby se cruzaban hace dos años, cuando ambos se encontraban y descubrían que tenían algo en común: la pasión por la comida asiática. Entonces, cansados de interminables viajes en busca de sus platos favoritos, los dos decidían emprender un camino empresarial común y daban vida a la marca Tuk Tuk, protagonista de uno de los últimos encuentros de trabajo de Restauración News.

Ana I. García

 

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La idea de la que partía el concepto, explicaba Blomme a los asistentes al encuentro, era la de introducir en España, en este caso en Madrid, los sabores que les gustaban de Asia, sin alterarlos lo más mínimo. En Tuk Tuk no caben adaptaciones al paladar español porque, en palabras de su fundador, “el que viene a comer a Tuk Tuk quiere probar los auténticos sabores del sudeste asiático”. Y el que lo prueba puede estar seguro de que está ante sabores naturales, sin conservantes ni aditivos.

El primer local –en la actualidad existen siete: seis propios y uno franquiciado (a cierre de esta edición iba a inaugurarse el segundo establecimiento en régimen de franquicia)- se inauguraba en la calle Cardenal Cisneros, hace poco más de dos años (finales de 2014). La intención, reflexiona Blomme era que “si el primero funcionaba, abrir un segundo un poco más grande; y si el éxito continuaba, seguir creciendo”. ¿Cuál era la fórmula? Ante todo la transparencia: sin pretensiones, sin creerse más de lo que en realidad se era, servir buena comida, en cantidad, con ingredientes y servicio al cliente perfectos. Y bajo estas premisas, ahora, una media de 50.000 comensales visitan al mes los establecimientos de la enseña que toma su nombre de un cierto tipo de taxis muy típicos en Tailandia.

 

20171117_T1‘Buen rollo’

Y otra de las claves que sustentan el buen funcionamiento de la cadena es el ‘buen rollo’ predominante en sus locales. “Se le ha inculcado a la gente”, afirmaba Blomme. “Porque si trabajan felices, el usuario sale feliz de nuestros establecimientos”. Una filosofía que el empresario afirmaba que será la que predomine en otros proyectos que vendrán con el tiempo. Proyectos en los que, como en Tuk Tuk, se realizará una apuesta por el equipo y atraer el talento a ellos, porque, sentenciaba Blomme “un negocio es la gente que lo forma”.

Como en encuentros similares y con la diferencia de que éste se celebraba por la tarde, en lugar de a la hora del desayuno, como viene siendo habitual, tras la exposición del fundador de la cadena, los asistentes al afterwork le planteaban sus dudas y se daba paso a un animado coloquio.

Así, la primera pregunta, no podía ser de otro modo, giraba en torno a la relación que Tuk Tuk establece con sus proveedores. Una relación que Blomme comparaba a un matrimonio en el que “hasta que no se produce el divorcio, me quedo casado”, decía el empresario ejemplificando el tipo de relación a largo plazo que buscaba en el proveedor. “Y, añadía, busco fidelidad”.

A la hora de abordar el tema de los ingredientes con los que trabaja la marca, el fundador de Tuk Tuk respondía que a pesar de que se buscan sabores originales asiáticos, las materias primas, salvo ingredientes muy específicos, son casi todas locales: fruta, verdura, etc., puesto que hoy en día en España es posible encontrar prácticamente cualquier cosa. La firma cuenta con dos centros de producción: una cocina central originaria, en la madrileña calle de Cardenal Cisneros; y un segundo centro en La Rioja, a treinta kilómetros de Logroño, donde se desarrollan salsas propias. Una línea de producto que nacía hace dos años y que en breve saldrá de los locales para dar el salto al lineal.

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Retos y planes

El espíritu emprendedor de Blomme, con una dilatada trayectoria empresarial a sus espaldas, se dejaba traslucir cuando se hablaba de posibles zonas geográficas en las que implantar la marca en un futuro no muy lejano. El empresario manifestaba que “me encantaría entrar en el mercado de Barcelona como un reto”. Blomme añadía que Tuk Tuk era un proyecto a desarrollar “a nivel nacional como deseo de futuro”, con establecimientos propios o franquiciados, siempre y  cuando el potencial franquiciado le garantizase que operaría exactamente del mismo modo que la matriz. Y, para ello, Blomme era muy claro al afirmar que lo que buscaban en futuros socios es “gente que esté a pie de negocio”.

201711117_T3En ese momento tomaba la palabra Daniel Martí de Veses, responsable de Marketing y Comunicación de la marca, que ahondaba en el aspecto de la formación a los franquiciados, de la que manifestaba que, además de un manual de operación para éstos, el periodo de formación, que se daba tanto a franquiciados como responsables de locales propios tiene un mes de duración en el que se pasa tanto por la cocina central como por restaurante, cocina o sala. Además, el franquiciado cuenta con un completo asesoramiento anterior y posterior a la puesta en marcha del local, por parte de la matriz. Tres veces al año, además, se realizan auditorías de calidad en todos los locales de la marca, propios y franquiciados; además de un control diario de los alimentos así como formación en manipulación de los mismos.

A lo largo de su intervención, Martí de Veses recalcaba la idea de la pasión que había de predominar en todos los componentes del equipo humano de la enseña que también se caracteriza por una estrategia de comunicación global muy clara. Transparente. Una transparencia que ha de dejarse ver ya en el propio local, puesto que todos los que se abrirán de ahora en adelante se caracterizan por su cocina vista.

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