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Roostiq, nuevo restaurante de finca en Chueca

Reservado del restaurante Roostiq.
Reservado del restaurante Roostiq.

Roostiq es el nuevo restaurante de finca que nace en el corazón de Chueca, en el número 47 de la calle Augusto Figueroa, y que obtiene sus productos de su propia finca de 150 hectáreas en Palazuelos, Ávila.

En sus cocinas los elabora a fuego en tres variantes: fuego de leña en su horno napolitano, fuego a carbón en su parrilla y fuego directo, salteando el alimento a la llama. La carta evoluciona según los alimentos de temporada que llegan a Madrid desde su dehesa, como las hortalizas (rúcula, acelgas, lechugas baby, cebolletas…), los pollos de corral y los cerdos de bellota, y desde el País Vasco, las carnes de vaca de proveedores locales, los mismos de Martin Berasategui y Pedro Subijana.

La base de Roostiq son sus productos de finca y el fuego es la herramienta perfecta para respetarlos en el proceso de elaboración. Tanto a través del horno napolitano, de la parrilla o directamente salteando a la llama, el fuego consigue que la humedad de los alimentos se conserve ofreciendo sabores únicos.

“Vinieron desde Italia y lo pusieron ladrillo a ladrillo. Hasta los materiales se los trajeron de Italia”, así cuentan en Roostiq cómo fue la construcción del horno napolitano, obra de la novena generación de una familia oriunda de la ciudad del sur de Italia y especializada en estas construcciones: su horno en servicio más antiguo tiene casi tres siglos.

Chuletón hecho a la brasa de Roostiq.
Chuletón hecho a la brasa de Roostiq.

Este horno, que mantiene una temperatura de 485 grados, se encuentra en el centro de la cocina de Roostiq. En él se elaboran las pizzas artesanas como la de rúcula, la de enchilada de carne de buey o la calzone con torreznos, el arroz integral salteado con verduritas, los pimientos de Julia y dos platos que merecen mención especial: el lomo de salmón con cebolleta y el pollo Roostiq, en los que el horno sella el exterior del producto y conserva en el interior todas sus propiedades y jugosidad.

Otro de los protagonistas de la cocina es la parrilla de carbón en la que se elaboran las espinacas baby y rúcula con vinagreta de bacon y huevo frito, el entrecot, la picanha y el chuletón de vaca, y la hamburguesa de buey. Las acelgas salteadas a la llama son la propuesta donde el fuego se utiliza de manera directa.

De la finca del restaurante también llegan a la carta los embutidos ibéricos como el salchichón y la paletilla. La propuesta más arriesgada e innovadora de Roostiq son los torreznos con champán, que se sirve bajo el sobrenombre de bella y bestia. Y no podían faltar los postres caseros, elaborados por el equipo que lidera en cocina Carmen Acero, como el bizcocho de queso y chocolate con avellanas, la piña glaseada a la brasa, la tarta de manzana y el brownie de chocolate.

El concepto gastronómico de Roostiq ha sido la base utilizada por la arquitecta y diseñadora de interiores María Villalón para crear el ambiente del restaurante donde la cocina a la vista es la gran protagonista. Su estudio ha conjugado el ambiente cool y cosmopolita del barrio de Chueca con la filosofía de respeto al producto y pasión por la cocina a fuego del restaurante.

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