César Martín, propietario del restaurante Casa Elena, ha construido un invernadero con alrededor de 40 variedades de plantas, entre las que se encuentran aromáticas, flores, brotes y verduras. La idea es cubrir con este nuevo invernadero las necesidades culinarias del restaurante, algo que ya hacían con su huerto exterior.
La creación de su propio invernadero es un paso más en la dirección que el equipo de Casa Elena avanza desde su creación: ofrecer su mejor propuesta ligada siempre a respetar la naturaleza y a construir un mundo más sostenible.
El invernadero de Casa Elena se cuida de manera ecológica y natural
Antes de poner en pie este proyecto, César Marín realizó las investigaciones necesarias para descubrir qué podía reciclar de las cocinas del restaurante para ayudar a que la tierra del invernadero fuera más fértil.
Así, descubrió que el café era útil para acidificar la tierra, así como para repeler a los caracoles, las babosas y las hormigas. Con las cáscaras de huevo sobrantes conseguía reducir la acidez y aportarle calcio. Y, por último, con la ceniza del yakitori que tienen en cocina se logra corregir la acidez del suelo y aportarle a la tierra potasio, fósforo, magnesio y calcio.
Para aportar nutrientes a la tierra desde el restaurante fabrican su propio humus de lombriz. Y también un purín de ortiga casero, que es útil para fortalecer las plantas y aumentar su resistencia ante hongos y plagas. Y es así cómo, con este proceso 100% natural, se cuidan las condiciones del invernadero para obtener todo tipo de plantas con los que crear platos con un alto porcentaje de producto ecológico y kilómetro 0.
En el invernadero se pueden encontrar flores comestibles como el geranio, clavel, pensamiento, violentas, caléndula, crisantemo, verbena o begonia… Asimismo, también aromáticos como tomillo, romero, anís, perifollo, borraja, eneldo, hinojo, lavanda, salvia, estevia o hierbabuena. Y por supuesto, verduras como remolacha, puerro, rábano de punta blanca, tomare rosa, o fresas silvestres y fresones.