Grupo La Ancha abre las puertas de su nuevo concepto: Molino de Pez. El restaurante se ubica en Barcelona, en un local a pie de calle del hotel Seventy de Nuñez i Navarro, a medio camino entre el Eixample y el barrio de Gràcia.
Con esta apertura el grupo de restauración quiere reforzar su presencia en la ciudad condal y ofrecer a los barceloneses y visitantes la opción de comer platos tradicionales al más puro estilo de una casa de comidas.
De esta manera, Grupo La Ancha asienta su concepto, después del éxito de Fismuler, abierto en Barcelona en 2018, y del delivery Armando, abierto en 2020. Nino Redruello, Patxi Zumarraga y Jaime Santianes, socios del grupo de restauración, quieren con Molino de Pez convertir una propuesta tradicional muy bien hecha en una casa de comidas actual.
El local se divide en dos pisos y tiene capacidad para acoger hasta 140 personas. Su diseño ha corrido a cargo de Arquitectura Invisible, el estudio de Nacho Redruello, que ya se encargó del diseño de Fismuler.
Así, la amplia sala invita al disfrute y a sentir como en casa, gracias a una cocina abierta que tiene como foco principal el fuego, uno de los rasgos identitarios de Molino de Pez. A la entrada del restaurante se encuentra el bar y una mesa corrida que esconde un piano, con el que diferentes músicos deleitarán con piezas en directo a los comensales.
El “anfitrionaje” de Molino de Pez
Molino de Pez es todo un homenaje al restaurante La Ancha original, que abrió sus puertas en 1919, una taberna con más de un siglo de experiencia en el que prima la sencillez, el respeto por el producto y la honestidad. Por eso, Nino Redruello no duda en afirmar: “Si hubiera abierto La Ancha en 2022, sería como Molino de Pez”.
En el nuevo restaurante practican el “antifrionaje y la sonrisa”, un concepto que implica que el servicio de sala haga sentir al comensal como en casa. Esto se consigue mediante la elección de manteles de tela lisos y una vajilla blanca, con lo que buscan simplicidad y austeridad para evitar distracciones en el comensal y que la experiencia se centre en la comida.
Una gastronomía de costumbres
La oferta gastronómica de Molino de Pez sorprende por sus muestras evidentes de una tradición centenaria, pero dadas la vuelta. Así, presenta una cocina de costumbres y sabores que no caduca y que recuerda en cada detalle la historia del grupo.
En su carta se pueden encontrar aquellos platos de siempre, los pucheros y la reivindicación del plato de cuchara, las raciones generosas, el fuego y las brasas de su cocina abierta con parrilla y horno de leña, las cocciones lentas y, en definitiva, la sencillez.
Destacan propuestas como la ensaladilla de patata y lubina, el famoso puchero de lentejas estofadas con codillo ibérico, las albóndigas, los callos a la madrileña o la cola de merluza a la brasa, entre muchos otros. La carta la forman en total cerca de 60 platos cambiantes a diario, que se nutren de la oferta de ingredientes en el mercado.
En la sección de postre se pueden encontrar postres clásicos como la cuajada con miel y nueces, y otros míticos del grupo como la tarta de queso Fismuler. En cuanto a la oferta líquida, Molino de Pez cuenta con una extensa carta de vinos y una buena oferta de coctelería clásica.
