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Al Andalus Expreso, Si Agatha Christie levantara la cabeza…

Cuando una entra en el restaurante Al Andalus Expreso, la primera sensación que tiene es la de estar dentro de la novela “Asesinato en el Orient Express”. El mérito de recrear el ambiente de la famosa obra de Agatha Christie hay que atribuírselo a Ángel Fernández que tuvo la genial idea de montar un restaurante – el Al Andalus Expreso – en dos vagones de 1929 estacionados definitivamente en Las Gabias (Granada).

Los dos vagones que Ángel Fernández habilitó como cocina y salón de restaurante para setenta comensales respectivamente, pertenecieron hasta hace unos años al lujoso tren Al Andalus Expreso que hoy en día sigue funcionando sin estos dos coches, evidentemente, y que también prestó el nombre al restaurante. Ambos están ahora parados indefinidamente en Las Gabias, un pueblo a tres kilómetros de Granada, convertidos en un original establecimiento hostelero. Sólo queda en el mundo un vagón del mismo modelo y época que los citados. Precisamente en el tren Al Andalus Expreso. El resto son posteriores – de los años 60 -. Por increíble que parezca, estas joyas únicas iban a ir directas al desguace al abandonar las vías férreas. Su salvador, Ángel Fernández, poseía ya varios vagones de otros trenes en Antequera, utilizados por la productora cinematográfica en la que se ganaba el pan en aquellos años. “Nos salía más barato comprarlos y llevarlos a otro lugar que alquilarlos para rodajes. En ese caso teníamos que pedir permisos en las estaciones”, explica.

Varias circunstancias le condujeron a cambiar estos vagones por los dos del Al Andalus Expreso. La primera, la mudanza por circunstancias personales de Madrid a Granada, donde el trabajo de producción de cine y publicidad escasea. Después, el encontrarse en Bobadilla con el legendario tren, enamorarse de aquellos vagones y entablar amistad con el jefe de aquella estación. Así fue como éste le llamó un día para notificarle que Renfe tenía la intención de llevar a la chatarra dos de los vagones del Al Andalus Expreso. Ángel Fernández, no lo dudó. Intercambió los armatostes que tenía en la productora por estos dos auténticos tesoros. “Renfe no sabía lo que me había vendido y yo no sabía lo que había comprado”, reconoce.

Una transacción muy provechosa
Ambas partes se enteraron un tiempo después. Tanto es así que la compañía de ferrocarril pareció arrepentirse e hizo un intento de recompra de los vagones para trasladarlos al Museo del Ferrocarril de Madrid, pero ya era demasiado tarde. Fernández sabía ya lo que tenía entre manos. Él mismo se hizo cargo del engorroso transporte de estos dos vehículos de treinta metros de largo de Bobadilla a Las Gabias, los reformó adaptándolos a su nueva situación fija pero manteniendo la estética de la Belle Epóque con madera de nogal y elementos de principio de siglo. Y ya de paso, dio un giro a su situación laboral convirtiéndose en empresario hostelero, un terreno inexplorado por él hasta hace un año cuando el restaurante comenzó a funcionar.

Lo que no ha variado, pese a que tren y restaurante son entidades independientes, es la denominación e imagen, según Fernández: “Nos han dejado mantener el logo y la marca Al Andalus Expreso porque no lo saco de contexto. No podría si utilizase un vagón que no fuese de ese tren”.

Admite lo mucho que ha costado encontrar un equipo competente. Pero ahora está orgulloso del maître (Eugenio Luis González Rojas), del jefe de cocina (Luis Javier López Díaz), su ayudante (Beatriz Carballo Rodríguez) y el resto del personal. Son los artífices de una cocina que mezcla elementos tradicionales y de autor utilizando materia prima gourmet como el aceite Capricho Andaluz o los productos de la tienda delicatessen Málaga Delicias. Sin embargo, el desembolso medio ronda los razonables cuarenta euros, incluyendo alguna de las 150 referencias de su bodega.

La hospitalidad es norma de esta casa que incluso pone un coqueto taxi inglés de los años sesenta con su correspondiente chofer a disposición de quienes tengan problemas para conducir tras el paso por el restaurante. Y de forma gratuita para trayectos de hasta diez kilómetros.

A pesar de la atractiva oferta culinaria, el precio comedido, el paisaje que se observa desde su ventana – Sierra Nevada y la ciudad de Granada -, y lo novedoso de la propuesta, Fernández reconoce que no ha sido fácil el rodaje de Al Andalus. “En Granada hacer marketing es difícil. Manda más el boca a boca que la curiosidad o el buen gusto, pero nos da garantías el que el 80% de la gente que prueba, repite” En el mundo hay pocos establecimientos comparables, según Fernández, quien cita una pizzería de Toronto y El vagón de Beni, en el municipio madrileño de Hoyo de Manzanares.

Sólo queda por reseñar un detalle significativo del espíritu de este lugar: antes de entrar, los clientes depositan sus relojes en una caja de taracea (artesanía granadina) que dejan cerrada sobre la mesa. En Al Andalus el tiempo se ha parado. (www.alandalus-expreso.com) l

El otro Al Andalus; el móvil
El Al Andalus Expreso es un tren exclusivo que aún sigue en funcionamiento, realizando de cinco a siete viajes al año. Cada uno de ellos dura cinco días parando en Sevilla, Córdoba, Granada y Bobadilla (Granada) y vuelta al punto de origen. Un billete, todo incluido, tiene un precio aproximado de 4.200 euros. Lo único que comparte ahora con el restaurante es el nombre, aunque un día los vagones que sirven de cocina y de salón en el mismo recorrieron también esos tramos de vía. l

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