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Barcelona, de la taberna con solera a los gastrobares

Sí hallamos algunos locales de claro éxito empresarial. He aquí algunos ejemplos desde los más tradicionales y longevos a los más nuevos y chic.

Xampanyet

Es, probablemente, una de las tabernas con más tradición de la ciudad, no en vano, es un establecimiento centenario. Su nombre originario, Ca l’Esteve, cambió por el de Xampanyet por el vino espumoso que sirven. Sin embargo, esta buena fama de su “xampanyet” no eclipsa la calidad de sus cervezas. No se complican, sólo una marca (Estrella), pero el arte de tirarla desde el barril es la clave de su éxito. Este pequeño local de la popular y turística calle Montcada está en manos de la familia Ninou desde finales de los 70. Ellos han sido los que han popularizado las anchoas, otro de los platos fuertes de la casa. Y es que en esta barra no se complican con tapas elaboradas, sólo embutidos y quesos, y mariscos enlatados de alta calidad.

Quimet & Quimet

En sus escasos 25 metros cuadrados se concentran algunas de las joyas gastronómicas más preciadas por el comensal del tapeo. Esta bodega del Poblesec, casi centenaria (abrió en 1914), combina las tapas con la venta de vino (poseen más de 300 referencias), maltas y cervezas. Precisamente, las cervezas de barril que sirven es uno de los ganchos de esta popular tasca. Elaboradas al estilo belga, su oferta va desde la rubia Pilsner Urquell a la negra Kozel, pasando por la holandesa Moreeke y la cerveza blanca trigo Franziskaner. En botella tienen cerveza propia, elaborada expresamente para ellos en Bélgica, y la cerveza artesana de la Companyia Cervesera del Montseny. Pero además de sus bebidas, Quimet & Quimet es famosa por sus tapas. La cuarta generación de “Quims” elabora al momento originales combinaciones de mariscos y pescados enlatados, foie-gras y quesos, pimientos y tomates confitados o carne escabechada.

La Cova Fumada

En este local se mantiene hoy día todo el ambiente y la tradición de lo que fue el humilde barrio marinero de la Barceloneta. Su mérito, no sólo reside en mantenerse imperturbable al paso del tiempo, sino también por haber sido los inventores de la hoy tan copiada “bomba”. Fue hace 55 años cuando la abuela María la creó. Hoy sus nietos Josep María y Magí siguen elaborándola como antaño, junto a otros platillos y tapas basadas en el producto fresco del mercado.

El Vaso de Oro

Otro clásico de la ciudad y otro pionero. Y es que, el surtidor de cerveza de este establecimiento es todo un mito guardado con recelo por la familia Fort, propietaria del establecimiento. Abierto por Gabriel Fort en 1963, este local empezó por servir tapas y vermut típicos de aquella época. Fort introdujo la cerveza, poco consumida por entonces, y él mismo diseñó el mecanismo del tirador. También ideó la mítica “flauta”, ese vaso alargado que se ensancha desde la base. Otro de los secretos de la casa es su cerveza, una mezcla exclusiva elaborada por la casa Damm y tirada con toda la paciencia y los requisitos que un buen tirador de cerveza conoce. Para armonizar con estos “vasos de oro”, infinidad de tapas frías y calientes. Sus platos fuertes son varios, desde el atún picante, a los platos de callos, pasando por el foie-gras encebollado o los daditos de solomillo a la plancha. Otro dato a tener en cuenta: el servicio y la estética de esta barra mantiene una estética clásica que hace furor entre la clientela.

Cervecería Catalana

Propiedad de Antonio Soler, junto al también popular Ciudad Condal (Rambla de Catalunya esquina Gran vía), este establecimiento es uno de los más concurridos de la ciudad gracias a su excelente ubicación (calle Mallorca, esquina Rambla de Catalunya), y a su exuberante oferta de tapas y montaditos (no faltan los mariscos y las brochetas expuestas en la barra) y cervezas, nacionales e internacionales. La Cervecería Catalana, que ha sido reformada hace dos meses, ocupa un amplio local con diferentes espacios barra y sala con servicio de mesas, a las que se añaden las de la terraza, en marcha todo el año. El establecimiento abre todos los días del año con un amplio horario, además ofrece servicio take-away y catering.

Paco Meralgo

El restaurador Josep Olivé inauguró, sin saberlo, la moda de los gastrobares cuando nadie hablaba de ellos. Lo hizo con Paco Meralgo, un local inaugurado en 2002 con el concepto de tapeo de lujo. Gambas de Palamós, tortillas de camarones, láminas de alcachofas de El Prat, alemejas de Carril, zamburiñas horneadas, solomillo con ajos tiernos… tapeo de mercado, clásico, pero de altísima calidad, y acompañado tanto por vinos (Olivé se autoabastece de su establecimiento dedicado al vino, Vinyarroel) y de cervezas. Olivé no esconde que su idea era “importar el modelo de bares sevillanos o donostiarras; sobre todo, me inspiró el famoso Piripi, de Alicante; el Nou Manolín”. Ahora es su Paco Meralgo el que inspira a otros, que buscan emular la exitosa fórmula de este empresario restaurador barcelonés (propietario además del citado Vinyarroel, de L’Olivé, Barceloneta y Tuset-Two 7).

Inòpia

Uno de los más modernos y conocidos locales de tapas de la ciudad es el que el menor de los Adrià abrió hacia el año 2005. Inòpia es “el capricho” de Albert Adrià, pero también es, posiblemente, uno de los negocios más rentables del universo Adrià. El éxito de este pequeño establecimiento, ubicado en el popular barrio de Poble Sec, reside en una fórmula de negocio hoy ya muy imitada: local con servicio de barra, decorado con toques de antigua tasca de barrio (no faltan los azulejos en las paredes), suculentas tapas de corte tradicional, servicio joven y rápido, y una excelente selección de vinos y cervezas. En este último apartado, el local es fiel a uno de sus promotores: Cervezas Moritz. La tapa tradicional se viste de gala, con materias primas de alta calidad y elaboraciones modernas (en cocciones y frituras). Así, aunque las patatas bravas sean una fórmula clásica, en Inòpia tienen personalidad propia gracias a la salsa elaborada por Adrià (que además vende bajo la marca Travol). Empezó con cinco personas y ahora el equipo lo forman 14 profesionales, que sirven animadamente a un público que va desde el turista atraído por el magnetismo del apellido Adrià, al vecino de barrio, sin olvidar a los más mediáticos personajes. Todos prueban los platos de la casa, entre ellos, las ensaladas de tomates raf, la ensaladilla rusa con regañás o los bocadillos de sardinas.

Tapaç 24

Carlos Abellán también se unió a la moda de los gastrobares con este pequeño y céntrico establecimiento, ubicado a dos pasos de Paseo de Gracia y de Plaza de Catalunya. La estética vuelve a los orígenes, a los bares de tapeo de siempre (con cocina a la vista e integrada en el local, y paredes con azulejos y pizarras con los platos del día); y la carta de tapas también. Aquí lo tradicional se lleva, por eso, entre modernas hamburguesas o “biquinis” con trufa, destacan recetas de toda la vida, como el catalán “cap-i-pota”, el pescadito frito, las croquetas o los huevos estrellados (plato estrella de la casa). La cerveza en Tapaç 24 también es únicamente Moritz, ya que es uno de los patrocinadores del local.

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