La calle es pequeña, pero muy concurrida y, sobre todo, céntrica. En consecuencia, cualquiera podría pensar que, por ende, es ruidosa, pero no es así. Uno de los primeros puntos en los que las fundadoras del establecimiento quisieron hacer hincapié fue el del aislamiento. Y es que las hermanas Carmen y Guadalupe Valdés, después de más de diez años de experiencia en otras empresas hoteleras, sabían de buena tinta que lo primero es garantizar el confort y el descanso del cliente.
Una vez garantizado ese descanso, lo que más llama la atención del complejo es su decoración, que transpira juventud y optimismo por todos sus rincones. De base, cuatro colores: azul, rosa, naranja y verde, pero aún hay más.
Vinilos de Jorge Arranz
Al traspasar el umbral de los apartamentos, un gran vinilo del artista Jorge Arranz da la bienvenida con una imagen de la Casa de Campo con el Palacio Real de fondo. No es el único, porque estos vinilos con interpretaciones que el artista ha hecho de Madrid, se encuentran por todos los rincones de las zonas comunes, pasillos y escaleras y, desde este mes, el cliente tendrá la opción de adquirirlos en formato cuadro. Los vinilos se suceden, cambiando de temática y de color, al igual que las habitaciones a lo largo de las cuatro plantas que tiene este alegre apartahotel de diseño urbano en las que toman el protagonismo los cuatro colores citados, con los que quiere ponerse de manifiesto grandes atractivos que Madrid puede aportar al visitante, huyendo de los clásicos tonos blancos, negros y grises que, en general, definen a la industria hotelera. Así, la primera planta con el fucsia como protagonista, simboliza el ocio; la segunda, en naranja, los deportes; la tercera, en azul, la cultura; y la cuarta, abuhardillada con vigas vistas y en verde, la naturaleza.
Dicen sus fundadoras que quienes se alojen en Apartamentos Blume Cruz “no se querrán ir”. Aún estando pensados para cortas estancias “se intenta cuidar mucho los detalles, el objetivo es que la gente se sienta muy a gusto”. Con capacidad para hasta tres personas, cada uno cuenta con un dormitorio de dos camas individuales unidas, de gran amplitud, salón-comedor con sofá cama, baño con ducha y una cocina completamente equipada (lavavajillas, microondas, vitrocerámica, cafetera, utensilios y menaje). Además, pueden unirse de dos en dos y convertirse en un espacio para seis individuos, son perfectos para grupos y familias. Tanto en el dormitorio como en la zona de estar hay TV. El mobiliario, sencillo y elegante, hecho a medida, está firmado por marcas españolas de pequeños fabricantes y es de muy alta calidad. Además, como si estuviéramos en una pequeña boutique, las camas, sofás, toppers, almohadas, nórdicos, cuadros, como los vinilos de Arranz, están a la venta.
Acuerdo con el Club Kviar
Aunque no descartan recibir turistas patrios, procedentes de pequeñas ciudades de provincia, por ejemplo, las hermanas Valdés son conscientes de que la idea de los apartamentos está más arraigada entre el público extranjero. Dentro de las instalaciones del edificio no se cuenta con servicios de restauración, puesto que todos ellos van equipados con cocina propia, pero ese aspecto también está solventado para todos aquellos a los que no les apetece cocinar. Blume Cruz posee un acuerdo con Club Kviar, por el que todos sus clientes obtienen un 30% de descuento en los restaurantes de dicho “club privado para los amantes de la gastronomía”. J RN
