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¿Cabe el helado como postre en los menús escolares?

Evelio del Dedo
Director general de Catergest

En Catergest, consideramos el helado como un postre lácteo más, que se ofrece en los menús escolares según la estacionalidad. Es utilizado en las cocinas “in situ” sin ningún tipo de problema y en los centros cuya comida es transportada desde nuestras cocinas centrales, es ofrecido siempre y cuando el proveedor se encargue de transportarlo directamente hasta las instalaciones de nuestros clientes, ya que se debe cumplir estrictamente con la normativa que marca la legislación sobre la temperatura a la hora de la entrega del producto.

Inés Navarro
Departamento de Nutrición y Dietética, Catering Arcasa

Nutricional y dietéticamente es correcto decir y afirmar que los helados tienen un valor nutritivo significativo ( Siempre que su consumo esté en unos límites razonables y el total del menú del día tenga un contenido energético moderado). El valor nutricional del helado reside en las proteínas de alto valor biológico que le aporta la leche, rico en calcio y vitaminas del grupo B y A. Podemos diferenciar los helados con proporción elevada de leche que serán los más nutritivos y energéticos y los helados con base acuosa (% elevado de agua, tipo polos) menos energéticos y que sólo nos aportan las calorías por su contenido en azúcar. Preferentemente los helados deben ser la sustitución de otro producto lácteo y no un alimento añadido al menú habitual, en una dieta equilibrada el helado puede tomarse como postre de alguna comida principal, o como merienda pero siempre con un consumo moderado. El consumo de helados (los de leche) está también indicado para niños con inapetencia por su alto contenido en calcio, energía y proteínas de alto valor biológico. Pero, en ningún caso, este consumo debe reemplazar a las recomendaciones de la fruta como postre, debido a su sabor dulce, ni como sustitución de los alimentos básicos de la dieta, ya que debe tomarse como un alimento opcional, no obligatorio como lo son las verduras, frutas, hortalizas etc…

Mª Pilar Herrero Jiménez
Dietista-Nutricionista, Dpto. de Calidad y Nutrición de Serunion S.A

La pirámide nutricional lo sitúa en la cúspide, junto al resto de alimentos de “consumo ocasional”. El nutriente predominante en este producto es la grasa, seguido de los azúcares, por lo que su consumo excesivo puede aumentar el riesgo de caries dental o, por el exceso de grasa en la dieta, de sobrepeso. Un niño sano puede consumir de forma ocasional helado, sin que esto afecte a su salud, sin embargo, los niños con problemas de obesidad, sobrepeso, diabetes… deben evitar su consumo o sustituirlo por otros alimentos o preparados comerciales adaptados a sus necesidades. El principio fundamental que debe regir la elección de un alimento es que no hay alimentos “buenos” ni “malos”, sino dietas equilibradas o desequilibradas. Partiendo de este concepto, los helados se pueden incluir de forma ocasional en el menú escolar, siempre y cuando se integren en el conjunto de una dieta equilibrada y el ejercicio físico regular.

Begoña Sánchez Quiles
Dirección de Calidad, Seguridad, Salud y Medio Ambiente de Compass Group Spain

La leche y sus derivados juegan un papel muy importante dentro de la dieta de los escolares ya que, por su alto aporte en calcio y proteínas, se convierten en alimentos esenciales para el correcto crecimiento y desarrollo en esta etapa de la vida. Conseguir diseñar un menú escolar equilibrado, que cumpla los requisitos marcados por las políticas de Salud Pública y que además resulte atractivo para los niños es un gran reto. No debemos olvidar que las recomendaciones de consumo de los diferentes grupos de alimentos de los menús escolares están reguladas por agentes externos a las propias empresas de Restauración Colectiva (autoridades sanitarias, de educación, etc…) que son, en última instancia, los que marcan la frecuencia de uso de los diferentes alimentos.

Sin duda los helados elaborados a base de leche suponen, dentro de los derivados lácteos utilizados como alternativas de postre, una opción interesante ya que, consumidos siguiendo las recomendaciones nutricionales, contribuyen a una correcta alimentación de los niños, a aumentar su cultura gastronómica y además resultan una de las opciones más exitosas entre los escolares sobre todo si son consumidos fuera de las épocas estivales.

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