El Café de la Princesa se podría definir como una mezcla de buenos sabores en el apartado de gastronomía; sofisticados y modernos diseños en moda; y objetos para decorar el hogar o descubrir el mejor regalo en la tienda; además de exposiciones y otras muchas propuestas artísticas y culturales. Este café de aire bohemio va más allá del negocio puramente hostelero ya que es también un escaparate para nuevos creadores y una plataforma cultural. Un solo espacio que encierra una oferta interesante y variada. Sara Guerrero, Carmen Clara Morales, Elsa Cajiao y Justo Almendros junto con cinco amigos han sido los encargados de darle vida al proyecto, que ocupa un antiguo palacio del siglo XIV.
En la entrada de la calle Sabateret, encontramos el restaurante, con capacidad para 130 comensales. Se divide en varias áreas con especial protagonismo del atrio central coronado por una cristalera que regala luz natural. Además, existen dos semi reservados, perfectos para reuniones más íntimas. En familia, con la pareja o entre amigos, Café de la Princesa es un local camaleónico, que brinda la posibilidad de degustar una cocina cuyo componente clave es dar de comer bien, con un toque de creatividad a partir, eso sí, de recetas tradicionales. Entre la amplia variedad de platos, destacan el ‘filet mince’ salteado con cebollitas glaseadas y arroz basmati al curry; el atún rojo salteado con aguacate y soja o el ‘trinxat’ de huevo frito con patata paja y gambas.
Por otro lado, Café de la Princesa también ofrece un equilibrado, variado y muy económico menú del día. En cuanto a la carta de vinos, incluye cincuenta referencias y una interesante apuesta por los cavas. Los miérciles por la noche, la cena es amenizada por música jazz en directo. El precio medio de la carta es de 40 euros. l RN
