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Comedores escolares o la adquisición de hábitos alimentarios saludables

La alimentación durante la infancia es fundamental para un correcto desarrollo físico e intelectual de la persona. En nuestro país, los índices de obesidad y sobrepeso infantil han crecido hasta encontrarnos con que un 15,38% de los niños españoles entre 5 y 9 años presentan obesidad y un 21,43% sobrepeso, mientras que los hábitos alimentarios actuales se decantan cada vez más por comidas rápidas en detrimento de la dieta mediterránea. En resumen, la alimentación de las nuevas generaciones está cada vez más alejada de una dieta saludable y equilibrada a lo que se suma la vida sedentaria de los niños.

El comedor escolar es el lugar donde los niños reponen fuerzas para seguir estudiando, jugando y creciendo y contribuye significativamente a la dieta total de una gran parte de la población infantil, ya que el almuerzo se considera, según nuestros hábitos alimentarios, la comida principal del día y supone un aporte calórico del 35% de la energía diaria. Hoy en día son muchos los niños que comen en los comedores escolares y de ahí que su responsabilidad sea doble: proporcionar una alimentación saludable y nutricionalmente adecuada –en ellos se hacen cinco de las siete comidas principales de la semana- y colaborar y contribuir a la adquisición de unos hábitos alimentarios correctos. La infancia es la época en donde se instauran unos hábitos de alimentación que, correctos o no, se van a mantener durante toda la vida. Por ejemplo, quién no recuerda aquel odiado alimento de nuestra época del comedor y que aún hoy nos cuesta comer…

El papel de los comedores escolares como punto de referencia en esta educación saludable debe ir acompañado de un trabajo hecho en casa por parte de los padres. Aunque es verdad que los comedores han suplido, en parte, la responsabilidad que antes recaía en los progenitores, la labor de alimentar, pero especialmente de educar a los más pequeños en unos hábitos alimentarios sanos, debe ser una tarea compartida escuela-casa. Muchos padres confían en que el niño ya comerá bien y sano en el colegio, lo que es un error. La alimentación de los niños debe ser un complemento entre los menús servidos en el hogar y el menú escolar, con el fin de poder alcanzar al final de la semana el equilibrio considerado como ideal en la dieta.

Los menús que se ofrecen en los comedores escolares deberían ser agradables, variados, suficientes y adaptados. Agradables porque los niños tienen que disfrutar comiendo. Variados en cuanto a cocciones y alimentos, transmitiendo de esta forma al niño un bagaje gastronómico. Suficientes en cuanto a cantidad de alimentos. Adaptado a cada situación (celiaquía, diabetes, etc.) y etapa escolar. No se debe abusar de los fritos ni de los alimentos ricos en grasas, pues incrementan el aporte energético de las comidas. Tampoco se debe abusar de alimentos ricos en azúcares y, en el caso de ofrecer un postre con alto contenido en azúcares, siempre se ha de dar la alternativa de poder escoger la fruta. El aporte de nutrientes será el adecuado si los menús son equilibrados y se complementan correctamente con el resto que comidas del día. Por tanto, es tan importante lo que se come en el comedor como lo que se come en casa.

Menús cuidados

Los comedores escolares han mejorado mucho pero es importante tener cuidado, no sólo a la hora de diseñar los menús sino también a la hora de cumplirlo e intentar impedir, por ejemplo, cambios de menús y alimentos imprevistos; servir las cantidades adecuadas (ni mucho ni poco), ser estrictos y no perdonar, por ejemplo, la ensalada así como no cambiar la fruta por postres industriales. Es muy importante que los monitores al cargo del comedor tengan en cuenta todos estos datos y que los niños vean que hay una disciplina alimentaría. También lo es explicarles, tanto a ellos como a los padres, por qué se eligen los menús, qué ventajas nutricionales tienen y por qué no son caprichos del catering.

La labor de los restauradores escolares es ardua. Deben cumplir con unos presupuestos ajustados, escuchar las quejas de los padres o los ruegos de los niños que no quieren comer éste o aquel alimento. La postura de los catering escolares es muy difícil, todo el mundo les exige pero luego tienen poco presupuesto, pero en su mano está poder mejorar y contribuir con ello a una labor tan importante como la alimentación de los hombres y mujeres del mañana y, para ello se vuelve esencial cuidar y comunicar la parte nutricional del menú para reforzar con ellos su oferta y posición.J
Geles y Cristina Duch Responsables de GAN

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