Una alimentación adecuada proporciona los nutrientes necesarios para que el organismo funcione correctamente, por lo que es un elemento fundamental para conseguir un buen estado de salud y un estilo de vida saludable.
En las personas mayores, la alimentación está condicionada por factores psicológicos, fisiológicos (ligados al envejecimiento), sociales, económicos y medioambientales. La dieta de las personas mayores debe ser variada y equilibrada incluyendo todos los grupos de alimentos, para ello, tanto las familias como las cocinas comunitarias basarán la composición de sus menús en la pirámide de la alimentación para personas mayores de 70 años.
Así, se recomienda tomar entre seis y ocho vasos de agua al día, en las comidas y entre horas. Igualmente, los zumos de frutas y hortalizas son muy recomendables, tanto por los nutrientes que incorporan como por la hidratación que proporcionan. Si se tiene costumbre, se puede tomar un vaso pequeño de vino con las comidas.
Para los cereales, el pan, el arroz y la pasta, se recomienda un consumo diario. Con respecto a las verduras, se indican tres raciones diarias, una de ellas en crudo, que se puede preparar, por ejemplo, en ensalada. También se aboga por que los mayores ingieran a lo largo del día dos raciones de fruta. La dieta debe incluir un contenido mínimo y suficiente de fibra y las frutas y verduras son una fuente muy apropiada para ello.
Con respecto a los lácteos, presentes en alimentos como el yogur, queso y la leche, tres raciones diarias son saludables.
Por otro lado, para los alimentos con un alto contenido proteico, tales como la carne roja, la carne de aves, pescado, huevos y frutos secos, se aconsejan dos raciones diarias. La presencia de carne en la dieta se debe realizar con moderación, intentando que éstas sean magras. Asimismo, se debe poner atención para evitar la presencia de espinas en los pescados blanco y azul.
Se puede disfrutar de repostería casera o artesanal pero de forma esporádica.
Dietas
Las dietas deben ser sencillas y de fácil preparación, evitando en la medida de lo posible las dietas muy restrictivas. Conviene seleccionar los alimentos que sean de fácil masticación y si es necesario, adaptar la textura en función de las capacidades individuales. Es importante que el mayor coma despacio y mastique bien la comida, para contribuir a una mejor asimilación de lo que ingiera. Cuando sea necesario, se habrán de administrar fórmulas especiales, artesanales o comerciales.
No hay que olvidar tampoco que es imprescindible valorar individualmente la prescripción de suplementos, tales como vitaminas, minerales, etc.
En lo concerniente a las preparaciones, son preferibles las realizadas al horno, a la plancha, al vapor y guisadas, y que los aceites y las grasas se consuman con moderación. Esta misma moderación debe aplicarse a la ingesta de sal, azúcares, café y bebidas excitantes.
Las comidas se deben dar en un lugar adecuado. Asimismo, es importante que el mayor se encuentre en una postura correcta y cómoda. Se pueden utilizar ayudas técnicas para que conseguir que la persona coma por si sola el mayor tiempo posible.
Es aconsejable que las presentaciones de los alimentos sean vistosas y agradables, y que las comidas se fraccionen. Durante la comida, es importante que se mantenga ese tiempo como un momento de convivencia y de relación social del mayor con las personas de su entorno (familiares, cuidadores, compañeros, etc.). Para conseguirlo, se debe hacer hincapié en evitar todos los posibles factores que puedan distraer al mayor.l
