El ferry de Acciona Trasmediterranea zarpa rumbo a su destino, Mahón (Menorca). En el mar Mediterráneo. Por cualquiera de sus ventanas enfocada a cubierta se ve una inmensa balsa de agua, idónea para divisar mientras te desayunas algo en la cafetería, ya que el autoservicio sólo abre en trayectos más largos. El capitán hace lo propio con la tripulación en un salón comedor nada más atracar el barco en puerto.
El sol acaba de anunciar su entrada en el horizonte y a uno le suenan las tripas. Hay que tomar algo para despistar el hambre y abrir el ojo. “El café es el producto que más suelen demandar los pasajeros en la cafetería si es a primera hora de la mañana. Es lo que se puede ver, por ejemplo, en nuestro ferry que cubre la ruta de Barcelona a Mahón, ya que llega a las seis de la mañana a puerto”, señala Mercedes de la Rúa, gerente de Servicio a Bordo de la compañía.
El barco ofrece diferentes puntos de restauración con una oferta muy diferente. El más elemental es el servicio de desayunos de la cafetería ubicada en popa, que abre las veinticuatro horas y ofrece durante las primeras horas del día productos como bollería industrial y bebidas como leche, café, Cola Cao, zumos, etc.
En trayectos más duraderos, Acciona prepara a bordo un desayuno más completo y copioso. El ejemplo perfecto es la línea que cubre entre Cádiz y Canarias, en la que se incluye la oferta de desayunos en su autoservicio. Aparte de las bebidas mencionadas, la consistencia de la primera comida del día se parece a un desayuno buffet de un hotel, con fiambre, quesos, fruta, etc. En el caso del trayecto que cubre la Península con el Estrecho tienen en cuenta las prohibiciones en la dieta gastronómica árabe, por lo que el jamón se sustituye por otros embutidos como el pavo.
Dado que los transportistas son el grupo de clientes más asiduos de este medio de transporte que conduce sus mercancías a diario de un punto a otro, las compañías de transporte marítimo como Acciona les ubica en un espacio reservado diferente al de los pasajeros convencionales. Cuentan para el desayuno con todo tipo de infusiones, cafés, Cola-Cao, dos botes de zumos y todo tipo de bollería.
La tripulación, como no podía ser menos debido a que trabajan setenta días seguidos, desayuna “como si fuera su casa”. Una amplia habitación les acoge como si se tratara de un salón con una mesa en la que se juntan la cámara de oficiales, el jefe de cubierta, el de máquinas, etc. Allí, después de realizar el trayecto de Barcelona-Mahón desayunan al atracar en el puerto menorquín a las siete de la mañana. Se trata de un self-service de lo más variopinto, con bebidas como café y zumo de naranja, surtido de repostería de bollería Martínez o Codan, por ejemplo, tostadas, etc., y “los domingos, como algo especial, solemos empezar el día con chocolate con churros”, comenta jocoso el capitán del barco.
En eventos especiales como el crucero que organizan por el Mediterráneo con motivo del fin de año o viajes extraordinarios para empresas, por ejemplo, “el desayuno buffet se convierte en algo fuera de lo normal”, recalca Mercedes de la Rúa, mientras enumera algunos productos como “cereales, huevos fritos o revueltos, lo que exige un trabajo previo en cocina, fiambre, etc., es lo más parecido al desayuno de un hotel”.
Por último, hay ofertas que se adaptan a un grupo determinado de pasajeros que realizan un trayecto y les demandan un servicio de desayuno específico. “Esto suele darse cuando se disponen a hacer un viaje personas de la tercera edad o varios grupos de alumnos de un colegio”, concluye la gerente de Servicio a Bordo. l
Jorge Todolí
