De chatos en casita

Desde hace un tiempo, los consumidores conductores nos lo pensamos dos veces antes de tomarnos unas copitas de vino en un bar o restaurante. Y ahora, al endurecimiento de las sanciones de tráfico, se une la crisis, que ha venido a acentuar un desplazamiento del consumo de vino de los establecimientos hosteleros a los hogares.
La restauración sigue acaparando más de la mitad de las ventas de vino en España, pero va perdiendo terreno paulatinamente como demuestran los últimos datos que ofrece el MARM y el Observatorio Español del Mercado del Vino (OEMV) para el año móvil que va del tercer trimestre de 2007 al tercero de 2008. Un 10% bajaron las ventas en horeca para este periodo (si se excluyen los graneles, que han empezado a contabilizarse este año), en tanto que el canal de gran consumo acusa el descenso pero en menor medida: un 3,2%. Contando los dos canales, un 5,8%. Por tipo de caldo, bajan todos, aunque también continuando la evolución de los últimos años, el más afectado es el vino de mesa, que además se ha encarecido en el último año. El cava y, en menor medida, los vinos con denominación de origen, bajan en ambos factores.
Parece claro que lo que viene salvando los muebles al sector vitivinícola español son las exportaciones, que crecen un 8% manteniendo la evolución ascendente desde hace una década, al contrario que el consumo interno que camina en una cuesta abajo acentuada ahora por la crisis.
Ante este panorama, parece que la única salida es diversificar mercados, formatos y productos para poder resistir. Este es la receta que aconsejó Rafael del Rey, director general del OEMV, durante la Asamblea General de la FEV celebrada recientemente.
El I+D+i se ha convertido pues en una necesidad para el sector vitivinícola . De este modo han surgido iniciativas como los vinos de baja graduación alcohólica que permiten su consumo sin temores fuera del hogar, aunque haya que conducir después. Uno de los últimos lanzamientos, ha llegado de la mano del Grupo Matarromera. Esta sociedad, con sede en Valbuena de Duero (Valladolid), acaba de presentar Eminasim, un vino con un 0,5% de contenido alcohólico. Pero cada cual se busca las vueltas como puede para seguir vendiendo. Unos innovan en formatos, tendiendo a un menor tamaño, otros tratan de alcanzar nuevos nichos con vinos ecológicos, los hay que se esfuerzan en diseños más atractivos (por ejemplo, David Delfín ha diseñado una botella para Bodegas Sonsierra que recuerda a las de jarabe) en ocasiones para atraer a consumidores más jóvenes, y cada vez son más los que individualmente o agrupados, tratan de dinamizar el mercado nacional y lograr ingresos extras a través del enoturismo. Nacida hace tres años, la asociación Divinum Vitae, a través de la cual numerosas bodegas manchegas ofrecen paquetes turísticos y organizan todo tipo de actos promocionales, es sólo una muestra del auge de estas iniciativas.
Y como bien es sabido que la unión hace la fuerza, amén del asociacionismo, existe una tendencia a la concentración del negocio vitivinícola, por la que los grandes grupos van colonizando las principales DD.OO. De hecho los diez primeros operadores comercializan alrededor de la mitad de los vinos del mercado.
Abaratamiento para hostelería
Y si notable es el declive del consumo de vino contabilizado en litros, más aún lo es en euros, ya que de forma general el vino se ha abaratado para los restauradores durante 2008, en un 10%, según el MARM. Únicamente se han encarecido un 2% y un 6,8%, respectivamente, para las cadenas de fast food y restauración colectiva. Todas estas premisas, dan como resultado la caída en valor del 6,1%. Dentro de la restauración, sólo se salva (en consumo y precio) la colectiva, cuyo balance para el sector vitivinícola es bastante positivo, aunque aún supone una mínima parte de las ventas. Los segmentos que siguen generando la mayor parte de los ingresos son las cafeterías, bares y restaurantes, seguidos por los hoteles. Más del 80% de los vinos son servidos por distribuidores, y en menos medida por mayoristas y cash & carry.
En cuanto a producción, las cifras se mantienen estables desde hace cuatro años y en el último se alcanzaron los 42 millones de hectolitros.