Aquellos que crean en los milagros, podrán atribuir estas cifras al Apóstol Santiago, y los que no, probablemente también. El Xacobeo o Año Santo Compostelano parece estar detrás de estos resultados tan inusuales en los tiempos que corren.
Toda Galicia tiene mucho que agradecer al Santo, pues en el Camino de Santiago, peregrinos de toda casta, condición y nacionalidad llevan siglos dejándose el dinerito. Pero si hay un lugar beneficiario de esta ruta religiosa (al menos en sus orígenes) es Santiago de Compostela, que este año además es el epicentro de la celebración del Año Santo, un evento que tiene lugar únicamente los años en que el 25 de julio (festividad del Apóstol) cae en domingo. Los datos de ocupación hotelera presentados por la Asociación de hosteleros de Santiago y comarca y las opiniones de los restauradores de la ciudad reflejan cómo un gran evento de estas características puede llegar a neutralizar los efectos de una situación económica desfavorable.
De acuerdo con la citada Asociación, a 31 de agosto de 2010 se registró en esta población una ocupación media del 82,80 % en hoteles y de un 76,37% en pensiones, y aunque este porcentaje supone un ligero descenso con respecto al del mismo periodo del anterior Año Santo 2004, los hosteleros se muestran satisfechos teniendo en cuenta la que está cayendo – en el aspecto económico – y que en 2010 el número de plazas hoteleras en Santiago es sensiblemente superior al existente hace seis años. Por supuesto, aventaja en varios puntos a la ocupación registrada en 2009 (78,65% en hoteles).
En lo que sí se hace patente la crisis, y esto lo corroboran tanto los hoteleros como los restauradores, es que la media del gasto en hospedaje y restauración ha descendido respecto a otros años. “Para que te hagas una idea, en 2004 servíamos unas siete langostas al día, mientras que este año llevamos unas cuatro langostas en todo el verano”, asegura David Muiño, camarero del restaurante especializado en mariscos El Santiaguiño, quien afirma además, que en su restaurante se mantienen los mismos precios desde 2004. El personal contratado tampoco ha aumentado este año, a pesar de que cifra el repunte de clientes en un 20%. Son siete personas en total, para atender un restaurante de 33 plazas en el interior y 20 en la terraza, con horarios diarios de 10 a 14 y de 19 a 24 horas. Aún así, se siente afortunado porque “al menos lo que vendes, lo cobras”, dice comparándose con otros sectores de actividad que no pueden presumir de ello en estos momentos.
Más clientes, menos gasto
Jesús Roibal, del Café Casino Santiago, con capacidad para 150 personas, cree igualmente que 2010, como cualquier Año Santo, es positivo para la hostelería, y explica que la Oficina de Turismo de la ciudad prevé que finalice con un saldo de entre 60.000 y 80.000 visitantes más. Piensa, como sus colegas, que desde luego la afluencia está siendo mayor este año, pero que el consumo per cápita se ha moderado y por eso tal vez en su establecimiento, abierto desde las ocho de la mañana hasta la una y los fines de semana hasta las tres, la gente se decanta por los menús del día (a 11 y 12 euros) más que por la carta.
Para Pedro Cortizo, el encargado del bar celta Casas das Crechas, el nivel de ingresos este año puede haber crecido respecto al anterior en torno al 25%, si bien el tráfico de clientes en su establecimiento estima que lo ha hecho en un 50%. “Hay más gente pero la crisis se nota. Ahora te preguntan por el precio de las copas”, dice Cortizo, al tiempo que afirma que sus precios no han variado. En verano aumentan la plantilla, llegando a las doce personas para un local con hueco para cien almas.
En cuanto a las administraciones, Muiño piensa que, sobre todo la Xunta, han hecho una buena labor de promoción del Xacobeo, y especialmente entre extranjeros no europeos. “Este año hay muchos australianos, irlandeses, japoneses… Para los europeos, Santiago es referencia desde hace mil años”. Y añade, “También hay más gente que viene en grupo”. Su colega Pedro Cortizo opina, del mismo modo, que ha subido el número de foráneos gracias a la promoción realizada en otros países. Sin embargo, echa en falta la programación de actividades de relumbrón, como grandes conciertos, que habrían servido aún más de acicate.
Y ahora todos ellos se preguntan: ¿hay vida más allá del Xacobeo? Más vale, porque para el próximo habrá que esperar hasta 2021 JElia García
