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El director de hotel y su restaurante

Cal Batlle es un hotel rural de cuatro estrellas, situado en el parque natural de las sierras del Montnegre y el Montseny, a menos de 45 minutos de Barcelona que, en el entorno de una masía cuyo origen data del siglo XIV, ofrece a sus clientes la polivalencia de una zona de descanso y relax (con servicios de spa incluidos), deportes al aire libre (con cuadra de caballos), chill out e instalaciones para eventos y convenciones de empresa.

Al frente del Hotel Cal Batlle se encuentra Sandra Rofes, la cual se cuestiona si es directora de un hotel con restaurante, pues la capacidad es de doce habitaciones, o si es directora de un restaurante con hotel.

Por eso le concede tanta importancia al restaurante que cuenta con dos profesionales de valía como son Albert Rodríguez Guarch-González como chef y Aleix García Rusiñol como jefe de sala y además sumiller.

Los tres han diseñado una carta para el restaurante en la que la cocina de mercado no riñe con toques creativos, además de contar con una nueva estancia: el Racó de les Brases, idóneo lugar para parrillas y barbacoas y donde el comensal puede volverse protagonista de la emoción gastronómica.

Sandra Rofes y el chef Albert se esmeran porque los platos de la carta rueden velozmente y donde hay que destacar entre los entrantes las ensaladas y, en especial, la ensalada fresca de langostinos con aceite de menta, virutas de chocolate y pepitas de amapola. Entre los principales (hay pescado de lonja casi todos los días) sobresalen dos que tienen al cerdo como origen: el crujiente de pies de cerdo deshuesados con trompeta amarilla y crema de boletus edulis y el cochinillo confitado y deshuesado con guarnición. En materia de postres, el restaurante de Cal Batlle se alinea con aquellos que no se rinden ante la pereza de los comensales por terminar buenos platos con ellos y por eso los sorprenden con creaciones a base de chocolate, tales como las tres texturas con pimienta de Jamaica o el coulant chispeante con crema de maracuyá.

Por otra parte, esta directora posee otro puntal para su gestión gastronómica en Aleix, el cual atiende las mesas y se encarga de repasar la carta de vinos con los comensales, con el afán de persuadirlos de que no dejen de probar caldos que posee aspectos inéditos y tan originales como el haber sido criados, algunos, en zonas circundantes a Cal Batlle por bodegueros de cortas cosechas pero sorprendentes resultados.

Nada se deja pues a la improvisación en Cal Batlle y las cartas están abiertas constantemente. La prueba es que muy recientemente han incorporado a una de ellas el caviar importado directamente desde Rusia.

JRN

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