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“En España la gente no come fruta por la pereza que da pelarla”

De brochetas de fruta, a zumos recién exprimidos con las mejores mezclas, pasando por tartas y quiches que harán las delicias de más de uno. Oferta sana y de ‘nueva cultura’. Un proyecto que Javier Iguaz ha perseguido desde hace muchos años y que, después de perseverar, ha empezado a disfrutar de la satisfacción de ver realizado un sueño.

¿De dónde surgió la idea? ¿En qué se inspiró?
Yo estudié marketing hace quince años y en una clase un profesor nos mandó como actividad para entregar un proyecto: ‘la creación de una empresa ficticia’. Y de ahí surgió la idea de Macedonia. Cuando en el 2002, con el atentado de las Torres Gemelas, el mercado, como ahora, se vino abajo, fue cuando lo recordé y me decidí a montar la primera tienda. Me hice frutero y zumero a partir de la nada. Esto es como el Starbucks del zumo. El dueño del Starbucks también comenzó con tres establecimientos, ¡y ahora están por todos lados!

Primero los establecimientos eran fruterías donde también se podía disfrutar de zumos y batidos. Ahora ha aparcado la parte de venta de frutas y se está dedicando sólo a la hostelería…
Soy de Cartagena, la Huerta de Murcia y la Huerta de Europa. Así pues en España somos grandes exportadores de fruta, pero no transformadores. Lo que hago es transformar la fruta. Le doy un giro. Cosa que nadie hace aquí. No existe la moda del zumo todavía. Llegará, o al menos yo soy el pionero que apuesta por ello.

En el sector de la restauración se pusieron de moda primero las hamburguesas en los años 80, luego la pizza, ahora está de moda la comida wok… Y ahora también están de moda las ensaladas. La comida tipo fresco. Pero los zumos todavía no y en todos los países anglosajones hay franquicias de zumerías: en Inglaterra, en Irlanda, en Canadá, en EEUU, en Australia… todos los países anglosajones, que valoran más la fruta y que la pagan.

Habla de ofrecer la fruta como una ‘moda’, más que como una necesidad ¿Cómo?
La fruta es una necesidad. La vida sana es una necesidad. Pero nos da pereza pelar la fruta. Porque si en una situación familiar ofreces un plato con trocitos de melocotón, la gente se lo come encantada. También quiero destacar, que los padres tampoco enseñan a sus hijos a comer de manera sana. Es más fácil abrir un Actimel que enseñar a comer fruta a los hijos. Yo todos los días a mi hijo le pelo una fruta y se la pongo en un vasito para ir al colegio… ¡Es la envidia del recreo! Algo tan simple como la uva, que consiste en lavarla y punto. Y la uva es como un dulce caramelo. De hecho en España la gente no come fruta por la pereza que le da pelarla.

En su web y en sus establecimientos podemos descubrir promociones que llevan a cabo, como por ejemplo ‘el mes de la manzana’ ¿Cómo consigue jugar así con la comida?
La fruta es un producto que tiene mucho color, que tiene mucho sabor, tiene valor nutritivo, tiene olor y tiene humor. Entonces es un producto que creativamente da juego. Para cocinarlo y también para hacer marketing. Todas las frutas dan juego. Pero claro, es más atractiva una fresa que una pera.

En la carta aparecen una gran variedad de mezclas, no sólo con frutas, sino que también con hortalizas y legumbres. Parece una apuesta arriesgada ¿Cómo se hizo con sus conocimientos en nutrición? ¿De dónde saca la mezcla de sabores?
Es restauración sana, pero en vez de hacer zumos fríos de fruta, hacemos cremas calientes de hortalizas: verdura, tomates, lentejas, garbanzos… Para tomar y para llevar. Dieta mediterránea.

Las ideas y la innovación me surgen de conocer otros sitios, de viajar mucho por Sudamérica, de leer mucho, de documentarme, internet… Nuestra revolución es el sándwich de pollo con mango, o el salmón con piña. Uno que sacaremos ahora nuevo es el de mortadela con pepinillo. La mezcla agridulce llama mucho la atención.

¿Ha tenido problemas en estos tiempos que le hayan hecho replantearse la situación?
Muchos, muchos problemas y mucho replanteamiento de la situación. Cerré la frutería, he cerrado ya una tienda, y no es fácil. Tengo hipotecada mi vida, mi casa y mi mujer. No es fácil por los altos precios de los alquileres. Eso ha sido algo fundamental. Yo aguanto el tirón mirando mucho los costes e intentando gestionar bien.

¿A qué tipo de consumidor se dirige Macedonia? ¿En qué target piensa cuando lanza nuevos productos? ¿De qué poder adquisitivo estamos hablando?
Chicas principalmente, ya que son las que les gusta más la comida ligera. Y también para gente sana, gente que está concienciada, cada vez más, con las calorías, la grasa… Esto no va para atrás, siempre para adelante. Ejecutivos que trabajan en las oficinas, a los padres de esos niños que no saben comer fruta… Y hablamos de un poder adquisitivo medio-alto. Un consumidor urbano. Porque la fruta no es un producto barato.

En España las únicas zumerías que hay están en Zaragoza, Barcelona… y se han posicionado como sitios ‘chic’ para ir con tu pareja y beber el zumo en un vaso elegante, tipo copa de vino. Para gente mayor de 35-40 años. Pero mi producto es para tomar y para llevar. He modernizado el concepto del zumo… ¡Y eso que existe ya desde hace más de 2.000 años!

¿Cuál es su sueño, Javier?
Mi sueño es crecer en franquicias con la zumerías. Es muy complicado ser empresario. Y te lo ponen muy difícil. En España no hay cultura del emprendedor, los políticos te lo ponen muy difícil, y la regulación no te apoya precisamente. Al final si no tienes vocación, esto no sale hacia adelante. Hay que tener mucha fuerza, mucha paciencia, mucha pasión y sobre todo tener clara tu meta. JIsabel Arias

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