Si la experiencia es la madre de la ciencia, Enrique Largo forma parte de esos jóvenes directivos que de la experiencia han hecho su mejor aliado. Dice que recuerda haberse puesto detrás de una barra con pocos años, en el negocio familiar (un asador de pollos de sus padres) y, después, una trayectoria profesional de once años dentro de Grupo Vips, se convirtió en una gran fuente de inspiración. Más tarde vino el restaurante Maytetxu, llamado así en honor a su madre.
En la gestión al frente del local de Enrique y su socio Juan Pablo García (que se hace cargo de la parte financiera), se han alternado varios factores, que ahora desean explotar poniendo en marcha un sistema de franquicias. Por una parte se halla un concepto clave como el de la ubicación, donde la futura cadena buscará tener una baza llegando allí donde nadie –o casi nadie- ha llegado todavía: nuevas zonas residenciales o PAUs de reciente creación. Por otro lado, también es esencial asuntos tales como una buena comida, en la que se alternan tanto platos caseros, como otros de quinta gama, que tienen en común la búsqueda de una buena calidad, a un precio asequible. Un tercer pilar sobre el que se asienta la estrategia de este negocio es ofrecer un valor añadido al cliente: Parquetxu, un recinto anexo, donde dejar a los niños mientras los adultos toman algo, o las distintas promociones que se llevan a cabo en el local.
“Y también es muy importante la política de personal que llevamos a cabo, explica Enrique Largo. Cuidamos mucho la formación, porque no se le puede exigir a nadie que esté al 100%, sin que hayan transcurrido por lo menos dos meses desde que comenzó a trabajar. Les facilitamos un manual de ‘buenas prácticas’ y luego los supervisamos mucho. Además, queremos ofrecer salarios algo mayores a los de la media del sector y otra serie de elementos motivadores como, por ejemplo, hacer participar a los empleados en los beneficios que se obtienen en jornadas tales como el día de Navidad o Año Nuevo, en el que también abrimos”. l A.I.G.
