Esta situación puede atacar la línea de flotación de uno de los subsectores de la hostelería que, hasta el momento, capeaba el temporal con notable manejo del timón: la restauración de servicio rápido. Su eficiencia operativa se basa en tecnologías de proceso y producto donde la energía tiene, directamente (para funcionamientos y conservación), o indirectamente (envases de todo tipo) un valor estratégico y donde impensables subidas de precios pueden alterar la evolución de las cuentas de explotación.
En este orden de consideraciones, habrá que estar atento al comportamiento de las alzas en los envases, o mucho me temo que volverán a aparecer los peroles, los cánticos y la porcelana anti-tanque.
¿Dónde un halo de optimismo? ¿Dónde una luz que ilumine a los rectores de nuestra política económica para darse cuenta de una vez por todas, de que con el consumo extra doméstico no se puede jugar?
Y los bolsillos, cada vez más vacíos.