Los finger foods, nombre que engloba una variedad de productos que se comen con los dedos, se han convertido en parte recurrente dentro de la oferta de las cadenas de restauración moderna.
¿Por qué? porque se compran ultracongelados y requieren una manipulación mínima, que normalmente consiste únicamente en pasarlo por la freidora. Y porque los comensales lo demandan para comidas informales y de picoteo.
Prácticamente cualquier enseña de los segmentos fast food o fast casual cuenta entre sus especialidades con nuggets de pollo, palitos de queso, croquetas y productos de este tipo que para hosteleros resultan muy prácticos ya que al llegar ultracongelados cuentan con una caducidad muy extensa y una vez en el restaurante requieren una mínima manipulación. Alfonso Valero, del Grupo Zena, habla de cómo resulta este proceso en los restaurantes Foster’s Hollywood, una de las principales enseñas de la compañía que basa gran parte de su oferta en los finger food: “Antes de introducir uno de estos platos en la carta hacemos pruebas para poder controlar exactamente la fritura. Una vez en el local es bastante sencillo su cocinado pues suelen ser productos ultracongelados que van directos a la freidora y los empleados tienen instrucciones precisas sobre el tiempo y temperatura”. Pero para comer con la mano también hay nachos y las “Potato Skins” , que se preparan en el horno ambas, y las quesadillas, a la plancha.
Taco Bell (Grupo Yum), una cadena estadounidense con comida de inspiración mexicana que acaba de aterrizar en España de la mano de Casual Brands Group, ha basado su campaña de lanzamiento en el siguiente mensaje: “Aquí se come con las manos”. Hay productos que se regenera en horno y otros en freidora pero la forma de elaborarlos, según Alfonso Antón (responsable de marketing para el mercado español), requieren algo más de formación para los empleados sobre cómo elaborarlos y presentarlos que en otras enseñas.
En la carta de La Panza es Primero, la enseña del grupo mexicano No Somos Socios que cuenta con diez locales (uno de ellos, el de Gijón, en régimen de franquicia) cuentan con especialidades que se comen con la mano como los tacos, tostadas, flautas o nachos, pero de acuerdo con su máximo responsable Jorge Marín (Greñas), nada es ultracongelado ni industrial: “la cocina es totalmente casera. Todo se prepara en nuestros restaurantes diariamente”.
Entrantes ¿o algo más?
El perfil de los clientes de finger foods es tan variado como el del propio restaurante, aunque sí es verdad que buena parte de ellos son jóvenes adolescentes que gustan de la informalidad en la comida, la rapidez del servicio e incluso el poder pedir este tipo de especialidades para compartir entre varias personas. En las cartas figuran como entrantes o picoteo y así lo demanda el público, de acuerdo con Valero: “En Foster Hollywood lo normal es que la gente pida entrante para compartir y luego un plato principal, aunque también hay quien come a base de entrantes únicamente”.
Aunque su negocio no se basa en ello, esta enseña da la opción tanto de take away como de servicio de delivery (máximo ocho minutos de distancia) y en este caso la oferta de finger foods no es tan extensa como en los locales. “Hay platos que no viajan bien. Nuestro producto estrella son las hamburguesas, que sí llegan en buenas condiciones, pero si alguien pide patatas para que se las llevemos a casa, advertimos que llegarán con peor calidad”.
Ninguno de los entrevistados ofrece el nombre de sus proveedores de productos de finger food, aunque sí especifican que trabajan con varios. “Seis o siete de los más importantes del mercado”, dice Valero.
La oferta de estos tiende a ser cada vez más sofisticada. Los hay que estudian nuevos desarrollos que resulten más saludables, con menos grasas o sal, con base vegetal, aptos para horno o plancha en lugar de freidora,… O realizan su aportación en lo que respecta a formación. Todo para que el momento lúdico del picoteo resulte de lo más placentero para el comensal y lo más cómodo para el hostelero.
