Por eso en restauración de servicio rápido, al jurado, que cada vez se vuelve más exigente con relación al grupo de nombres que llegan al corte final, no le ha importado alabar a una cadena internacional de hamburgueserías como Burger King, en su empeño de mantener su estandard de notoriedad y nivel de servicio, mientras realiza una larga travesía en el desierto, hacia una nueva nomenclatura que le identifique, aún más con su core product: el Whopper.
Si de productos hablamos, está claro que los noodless, que ya habían sido premiados en otra edición, debían ser recordados de nuevo por su capacidad para representar un restaurante tipo casual, que combine las virtudes de la cocina asiática con la conveniencia de un formato que haga las delicias de los urbanitas; de forma que, triangulando esas características, el resultado es Udón, nacido en Barcelona, pero llamado a triunfar en toda España, una vez que ha pasado examen en Madrid.
Los miembros del jurado se encontraron, en la categoría de restaurantes de alta gama, con uno de los primeros cuellos de botella que supone participar en este tipo de competiciones. En época donde la gastronomía española se sale del tablero, ¿quién llevarse el galardón correspondiente a esa categoría?. La fumata blanca llegó con el análisis de uno de los casos más sobresalientes, en materia de proyección sobre su restaurante una labor de I+D+I que además pretende realizar, para la alimentación humana vía hostelería, una labor de recuperación de recursos marinos con alto nivel proteico, de tan incalculable valor como de mayor difusión necesitados. No hubo pues duda alguna en cuanto a la selección de el A Poniente de Ángel León.
Mas premiados
Llegó el momento de las nominaciones de quienes debían representar, por un lado a la pléyade de nuevos conceptos que entran en el mercado del consumo extra doméstico y quien debía representar, por otra parte, la labor bien hecha durante muchos años, sin inmutarse ante los cambios en los hábitos y comportamientos de quien come fuera de su hogar y que elige ya, en función de diferentes momentos y motivos de consumo.
Si en este segundo caso la labor del Grupo Arturo apenas tuvo debate, en cambio encontrar un concepto novel ya fue más delicado. Desde yogurterías con banderas de la salud por delante, hasta formatos muy propios de centros comerciales, rivalizaron con un sinfín de bares de tapas y gastrobares que perfilaron la elección final: Taberna Arzábal una interesante neotasca, término que agradaría hasta a un Franco Costa, adalid del diseño emocional, entendido como el que permite abrir la tradición culinaria al consumo moderno.
Y aún quedaba en la agenda un último dossier: el relativo a los que representan el paradigma de la alimentación colectiva por antonomasia y que por tanto, han de conciliar los límites que impone un mercado de precio, con la necesidad de atender tanto poblaciones sensibles, como las de nuestros mayores y menores, con las características de un servicio masivo en tan corto plazo de tiempo, como es el descanso de una acontecimiento deportivo, sin olvidarse de los pacientes de un centro de salud, encontrando en las herramientas que proporciona la tecnología, que para ello son pioneros en casi todas sus aplicaciones, un apoyo que otros grupos han tardado en reconocer y usar. Se trata del Grupo Serhs, que además por estas calendas, cumple cuarenta años de actividad empresarial.
Puede, como viene siendo habitual en todos los concursos y competiciones, que podría haber otros ganadores o empresas que hayan hecho más mérito para que fueran reconocidas. Seguro que sí. Pero, tanto quien convoca esta iniciativa como el grupo de profesionales que acepta formar parte de su jurado, lo que desean es buscar que, al menos, una vez al año, la profesión se acuerde que, detrás de los premiados hay muchas más empresas como ellos y que están donde están, gracias a su labor conjunta con interioristas, diseñadores, proveedores de equipamientos y productos, y con un único objetivo: servir a su público. J
