Establecimientos que antaño dieron cobijo a los viajeros y que en nuestros días sirven de marco idóneo para escapadas románticas o de capricho a la Capital. Es el caso, por ejemplo, de la recién reinaugurada Posada del Dragón, que ha abierto de nuevo sus puertas tras tres años de reformas y que llega acompañada de la propuesta gastronómica de la neotaberna La Antoñita.
Pero el viaje gastronómico a lomos del dragón comienza en el espacio Dragónate, una barra ubicada en la entrada, que da la bienvenida a todo aquel que cruza su antiguo y gran portalón de madera, que da paso a un coqueto espacio ideal para un picoteo o deleitarse con un buen mojito. Además, el patio de la corrala ha sido reconvertido en una acogedora y fresca terraza, que traslada a quien se sienta en sus mesas a tiempos pasados con llamativas mesas de mármol sobre la estructura de las máquinas de coser Singer. Y, en la puerta de al lado, la mítica jabonería La Antoñita reabre sus puertas convertida en un restaurante especializado en cocina de mercado. Un restaurante de hotel, aunque independiente al mismo tiempo, compartiendo espacios como la barra o la corrala, pero también con el local a pie de calle para que cualquier comensal, y no sólo clientes de la Posada del Dragón puedan disfrutar de sus platos.
El ambiente de La Antoñita es casi como realizar un viaje al pasado, a aquellas cocinas de antaño con los azulejos blancos, el hierro forjado y una pizarra en la que pueden leerse las sugerencias del día, muchas de ellas elaboradas en la gran parrilla vista que preside la sala. Y en ella también puede verse la muralla cristiana que atraviesa el Madrid de los Austrias, ya que gran parte del suelo es transparente. En contraste y aportando un aire más actual, la madera clara en techo y paredes junto a unas bombillas reflectoras y que proporcionan una luz indirecta muy cálida.
La oferta gastronómica
En lo que respecta a su oferta gastronómica, el comensal puede encontrar desde algunas propuestas perfectas para compartir, como entrantes del cariz de la Ensaladilla de bonito, Los mejillones de Antonia, las clásicas Bravas y alioli, y la Croqueta a lo tigre. También cuenta con un apartado de chacinas, ‘La Charcutería’, con la Cecina de León como estrella. Pero hay más: Los tomates bonitos o uno de sus pescados o carnes, elaborados, en su mayoría a la parrilla. Es el caso de la Lubina a la bilbaína o el Solomillo de ternera con espuma de coliflor. También resulta deliciosa su Tempura de bacalao y romescu. Para finalizar, algo tan sugerente como el Chocolate & chocolate que conquistará tanto a golosos como a ‘salados’.
El establecimiento también ofrece un Menú del día: un plato fuerte que varía a diario. Por ejemplo, los lunes Vacío a la plancha con mostaza clásica y puerros; los jueves Arroz a banda con espuma de alioli y los viernes Pollo de corral en pepitoria. Incluye pan, postre y bebida (10,90 euros iva incluido)
Al frente de los fogones de La Antoñita están Nicolás Pérez y Ovidio Fernández, tras haber trabajado con Quique Dacosta y en la cocina del emblemático Hotel Ritz de Madrid, respectivamente.
La Antoñita tiene capacidad para 40 personas contando con la gran mesa del reservado ideal para 12 personas más y con la muralla bajo los pies. Justo al lado está la terraza, para 30 comensales entre mesas altas y bajas. El precio medio del comedor es de 25 euros y tiene un horario de 13:30 h. a 16:30 h. y de 20:00 h. a 00:00 h. Los domingos la cocina permanece abierta desde las 13:30 h. hasta las 00:00 h. Y la barra está abierta ininterrumpidamente desde las 8:00 h. hasta las 00:00 h., ampliando su horario de cierre los fines de semana.
JI. Cano
La Antoñita
Dirección: Cava Baja, 16. Madrid
Número de comensales: 40 personas en sala más 30 comensales entre mesas altas y bajas
Precio medio: 25 €.
Diseño de carta: Juan Pablo Torre, director gastronómico de la consultora hotelera Solutions HI -encargada de la gerencia del la Posada del Dragón.
