Dicha orden supone el reconocimiento legal y jurídico por parte del Estado, el Gobierno y la sociedad española de la importancia de la alimentación y la cocina, tanto desde el punto de vista de la salud como artístico, creativo, turístico y, en consecuencia, económico.
Entre otras competencias, la nueva Real Academia de Gastronomía colaborará con las diferentes Administraciones Públicas en la mejora de la alimentación de la población y tendrá funciones de consulta e informe en la regulación de cualquier materia relacionada con la gastronomía.