Claro que si consideráramos comercio y restauración como partes integrantes del sector servicios, tal y como sucede, por ejemplo, en Italia o en Cataluña, los restaurantes podrían acogerse a este tipo de iniciativa.
Mientras que para la mayoría de las Administraciones Publicas los comercios gozan desde hace décadas de reconocimiento social y apoyo público, los restaurantes navegan en tierra de nadie a nivel ministerial.
Pero la realidad es que tanto en el comercio como en la restauración se dan las mismas condiciones estructurales (atomización, pyme familiar, vertebradores del tejido urbano, etc.), coyunturales (negocios altamente sensibles a los procesos inflacionistas) e institucionales (dependientes de la Secretaría de Estado de Comercio y Turismo).
Cabe preguntarse entonces si los restaurantes son la cenicienta de nuestras pymes en el sector servicios o bien si el tejido empresarial de este sector carece de problemas y no precisa ordenación.
