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La restauración moderna gana cuota de mercado a la tradicional

Los resultados de la encuesta 2008 señalan que el 35,5% de las personas que trabajan, almuerzan alguno de los días laborables, fuera del hogar. Dicho porcentaje en 2003 fue del 31,7% por lo que en estos cinco años, el porcentaje tan sólo habría crecido 3,8 puntos, lo que no representa un crecimiento significativo.
En los cinco días laborables que puede considerarse contiene la semana, tan sólo un 34,1% lo hace los cinco días, mientras que destaca que quienes lo hacen sólo 4 días sea un 9,1%. La media de días queda establecida en 3,5 días, lo cual supone que no ha variado apenas con relación a 2003, donde se registró una media de 3,7 días. Como se observa en el cuadro, en los últimos cinco años bajan los que comen cinco días a la semana y suben los que tan sólo lo hacen dos veces por semana.
Los trabajadores de la franja 26-35 años son los dinamizadores de la demanda con casi el 40% de las comidas hechas fuera del hogar, pertenecientes en su mayoría a la clase social alta y media alta (52%), los cuales van a los establecimientos de hostelería sobre todo si están en grandes concentraciones urbanas (45,8%) como las que radican en las áreas metropolitanas de Madrid (52%) y Barcelona (50,2%).
Eso no ha impedido a la condición femenina mejorar su posición con relación a los últimos cinco años, ya que ahora son ya el 31,2% del total, cuando en 2003 tan solo suponían el 22,3%. Cambio que ha supuesto mejorar también su posición en el área Este de la geografía española, pasando de 29,1% al 44% mientas que había un retroceso en la Norcentro (de 35,5% baja a 20,6%), que básicamente coincide con la autonomía de Castilla-León.

El restaurante tradicional cede protagonismo al de servicio rápido
El 52% de los trabajadores que comen fuera del hogar lo hacen habitualmente en un restaurante de corte tradicional; pero, si lo comparamos con los datos del 2003 puede observarse que ha perdido 11 puntos ya que en ese año alcanzaba el 63,7%. Tal retroceso ha servido para que la restauración de servicio rápido (aquí resumida en los establecimientos de comida rápida tales como hamburgueserías, bocadillerías, pizzerías y restaurantes buffet) haya ganado en cinco años similar cuota, pese a que aún solo supone un 16,5%.
Este cambio de tendencia, se nota más en los hombres que en las mujeres, las cuales ya eran habituales clientes de los establecimientos que representan a la restauración moderna. Así, ellas han pasado de suponer el 11,8% en 2003 al 22,1% en 2008. Por su parte, los hombres, que venían en 2003 de visitarlos en sólo un 3,6% ahora suponen ya el 13,2%. Casi 10 puntos de diferencia que han sido básicamente perdidos por la restauración tradicional, puesto que en 2003 daba servicio al 70,2% de los caballeros por un 59,1% en el 2008.
Además las clase sociales menos favorecidas, la media-baja/baja en la encuesta, era la que menos frecuentaba la restauración tradicional, con un 39,9% del total, mientras que dominaba con un 24% la modalidad de llevarse consigo del hogar, la comida que luego consumiría fuera del mismo.
Tendencia que se apunta como novedad, ya que, mientras las cafeterías mantienen su posición, con un ligero retroceso respecto a 2003, el número de personas que aún comiendo fuera del hogar se lo traen ya preparado de él ha dado un salto significativo. En 2003 suponían un 13,1% mientras que ahora representan un 17%.
Pese al cambio de establecimiento y de la crisis, mejora el ticket medio
En estos últimos años, la frontera de los 12 euros parece que se ha erigido como la que separa claramente a los que miden su gasto en alimentación fuera del hogar, puesto que, de los que ha considerado la encuesta, un 89,3% de la muestra no gastaba por almuerzo más de 12 euros, si bien como anticipamos en el titular se ha producido un desplazamiento hacia los 12 en detrimento de los ocho.
En cambio aquellos que gastaban más de 12 euros han visto reducir su cuota de mercado, puesto que sólo suponen el 8,2% cuando en 2003 alcanzaban el 10,2%.
Y es que ,aunque la crisis de capacidad adquisitiva es posible que haya hecho variar la elección de establecimientos, la mayoría, un 82,6% no se han decidido por cambiar de lugar de almuerzo, por lo que en el 16,4% restante, que sí lo ha hecho, un factor que ha incidido poderosamente en el comportamiento de las personas encuestadas, es el factor tiempo dedicado al hecho de almorzar.
En efecto, tan sólo un 37% declaró que el cambio de establecimiento lo había hecho, motivado por el factor precio, mientras que el binomio comodidad/proximidad arrojaba un 47%, en tanto que la insatisfacción por el lugar donde comía habitualmente tan sólo supuso un 7,7%.

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