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Las puertas del champagne en España

Una situación que ha facilitado la entrada en nuestro país de una amplia gama de productos, con una significativa horquilla de precios que lo ha hecho accesible a los más variados bolsillos. Su principal vía de acceso, las bodegas españolas.

Las venta de champagne en nuestro país vivieron su momento glorioso hace tres años. Animado por la bonanza económica, con el exhibicionismo que ello comporta, el boom de la gastronomía y la apertura de tiendas gourmet, en 2007 el volumen de consumo se disparó a cifras inimaginables, alcanzando el record de 4,5 millones de botellas vendidas (en 2005 fueron 2,8 millones; y en 2006, 3,6 millones ) y, con ello, la mejor, por el momento, cifra de la historia del champagne en nuestro país, como acreditan los datos del Comité Interprofesional del Vino de Champagne (CIVC).

A partir de aquí, la cifra ha ido disminuyendo, también a causa de la situación económica, en este caso, en sentido negativo. Así, afectados por la recesión y la crisis, en 2008 las ventas fueron de cuatro millones de botellas, mientras que el pasado año la cifra se quedó en unos 2,97 millones, una cifra que, dada la caída respecto a los dos años anteriores, claramente refleja el efecto de la crisis.

Con todo, y dado que los profesionales interpretan estos números bajo el prisma de la coyuntura económica, confiaban firmemente en una recuperación del mercado a partir de 2010, como parece se va produciendo, lo que mantiene a España como el octavo mercado exterior de los vinos de Champagne, “por detrás de Inglaterra, Estados Unidos, Alemania, Bélgica, Italia, Japón y Suiza, pero todos ellos en retroceso”, explican desde el CIVC. Y destacan el hecho de que, en un momento en el que el consumo en general se paraliza, y la contención impera en todos los ámbitos, el champagne haya resistido el envite en mejores condiciones que otros productos de alta gastronomía. Por tanto, concluyen, “las ventas totales el año pasado se mantuvieron con una gran dignidad a pesar de la crisis”, pues, aunque se auguraban unos meses complicados, “a partir de octubre las expediciones se reactivaron alcanzando buenas cifras en diciembre”.

Resulta innegable la penetración del champagne en nuestro mercado, con un hueco destacado gracias a la conquista de un público cada vez más numeroso. Una situación, además, que ha facilitado la entrada de una variada gama de productos que se corresponde con un variado perfil de consumidor, y lo que ha permitido que los pequeños productores también puedan ir entrando sin tener que pelear con las grandes casas francesas, millonarias en lo que a volúmenes, y márgenes, se refiere.

Exclusividad
En España el champagne ha llegado de la mano de importadores y distribuidores que han firmado con determinadas marcas contratos de exclusividad. En este sentido, son varias las bodegas españolas que se han convertido en distribuidores de las más grandes casas francesas, atraídos, en ambos casos, unos por el buen nombre de nuestros productores, junto a su historia e infraestructura comercial, y las otras por la popularidad (y prestigio) adquirida por el champagne. De este modo, mientras las marcas francesas consiguen acceder a consumidores que, a título individual, les resultarían muy complicados y desconocidos, las españolas amplían su portafolio de productos lo que contribuye a su posicionamiento y número de ventas.

La relación nace de un contrato firmado por ambas partes, de tiempo variable en función de cada caso, que se revisa anualmente en lo que a objetivos se refiere. Es esto lo que determina el cupo de botellas para el siguiente año. Por lo general, es una vinculación que se mantiene para siempre, a no ser que caigan tanto las ventas que al productor deje de interesarle. A partir de aquí, y como veremos a continuación, cada relación nace por diversos motivos, con lo que el compromiso de las partes también difiere.

La excepción la protagoniza la casa que más produce en Champagne, Moët & Chandon, con casi mil hectáreas de viñedo, y unas 30 millones de botellas al año. Moët, Veuve Cliquot, Dom Pérignon, La Grande Dame, Dom Ruinart, Ruinart y Krug pertenecen al mismo grupo, LVMH (Louis Vuitton Moët Hennessy), que fabrica y distribuye una amplia gama de productos de lujo, que van desde la alta costura a los perfumes, los coches de alta gama y las bodegas de champagne con más fama del mundo. Este emporio acapara las marcas más comerciales y de mayor volumen del mercado, y en su caso son los propietarios los distribuidores únicos de sus productos, para lo que cuentan con su filial española.

La riojana Marqués de Riscal es distribuidora en exclusiva de Laurent-Perrier desde el año 2002, al mismo tiempo que es la casa francesa la importadora de todos los vinos de esta bodega en Francia. Su trabajo es por objetivos, en función de las ventas realizadas cada fin de ejercicio. Rondan las 120.000 botellas al año, en las que incluyen toda la gama de champagnes LP: brut, ultra brut, cuvée rosé brut, millésime, Alexandra y Grand Siècle. Desde Riscal reconocen que, igual que ellos le han facilitado la entrada en la alta restauración, donde la bodega riojana está tan bien posicionado, LP les ayuda, con su gama de productos, a penetrar en los mercados gracias a su prestigio.

Relación personal
La vinculación de Taittinger con Bodegas Julián Chivite es similiar, pues también nace de una excelente relación personal que, tiempo después, ha convertido a la casa francesa en distribuidora de todos los vinos de la marca española. Chivite se quedó con la distribución en 1999 y poco a poco han ido ampliando su gama de champagnes, a medida que el consumidor ha ido creciendo y madurando. Comenzaron por los brut, los más sencillos de beber y entender, para después ir creciendo en oferta y ‘complejidad’: Taittinger brut reserva; millésime; prestige rosé; Les Folies de La Marquetterie; Comtes de Champagne Blanc de Blancs, y Comtes de Champagne Rosé. “Son vinos que encajan bien con nuestro cliente de Colección 125, por lo que nos resultó fácil introducirlo, y que empezase enseguida a rotar, pues además no podemos olvidar nuestra estupenda relación con el mundo de la restauración”, nos dicen desde la bodega.

Hace un par de años Bodegas Riojanas anunciaba su exclusiva para introducir la marca de champagne Pierrel en España. La distribución se realiza a través de hostelería y tiendas especializadas,e incluye el blanc de blancs; el brut rosé; un brut millésime, y un brut. Se trataba de un paso más en la estrategia comercial de la bodega, dado que complementaba con un champagne su oferta de vinos. Poco tiempo atrás había incorporado marcas de Rueda y Ribera del Duero, que se sumaban a lo que ya estaban comercializando de Rías Baixas y Toro.

Henri Abelé, una de las casas fundadas en Champagne antes de 1760, pasó a ser propiedad del Grupo Freixenet en 1985, numero uno en elaboración de vinos espumosos bajo el método tradicional, manteniendo una producción relativamente reducida, de unas 500.000 botellas al año. En sus cavas, a más de veinte metros bajo tierra, que recorren dos kilómetros de galerías subterráneas, reposan sus champagnes bruts, millésimes, y Cuvée de Prestige. Suma a esto un original y único rosado: Sourire de Reims. Rosé de Riceys, calificado como “insólito champagne”. En este caso, como en el del Grupo LVMH, propietario y distribuidor son la misma entidad.

Históricos
Vuelven a ser diferentes las empresas en lo que al champagne Lanson se refiere, dado que su importador en exclusiva es el jerezano Grupo Caballero. Constituye una de las históricas casas francesas, y este año, con motivo de su 250 aniversario, saca al mercado español el Lanson Extra Age, un reserva complejo, en la franja de los productos premium, que completará la gama que distribuye Caballero en España, donde hasta ahora se comercializaba únicamente Lanson Brut y Lanson Rosé. Esta casa representa el segundo grupo más importante de Francia en cuanto a volumen de negocio y marcas, con lo que su gama de productos es muy extensa. La relación con Caballero empezó el año pasado y, de momento, han firmado por cinco años. Al igual que en los casos mencionados, los primeros productos distribuidos han sido los más básicos, aunque ya en su segundo año ha entrado esta primera marca de más alta gama. Una actitud que, sin duda, se corresponde con el buen posicionamiento que tiene Caballero gracias a su extensa red de distribución.

La cuestión es que, del casi centenar de enseñas de espumoso francés que se pueden encontrar en nuestro país, en torno a un 25% son importadas por bodegas españolas. Entre otras, el listado se puede completar con Domecq Bodegas que, en su extenso portafolio de productos, dadas las diferentes operaciones de compra protagonizadas, tiene la exclusiva del champagne Perriet Joüet. También desde Perelada Comercial, la empresa distribuidora de la prestigiosa bodega catalana Castillo Perelada, se gestiona la importación de los vinos espumosos del grupo Vranken-Pommery Monopole. Y está el contrato vigente entre la cordobesa bodega Alvear, en la D.O. Montilla-Moriles, con la marca Saint-Gall, y el de la gallega Adegas Valmiñor con Henriot. Por su parte, el grupo Osborne ha firmado este año un acuerdo de distribución en exclusiva de Ayala (perteneciente al grupo Bollinger), que incluye un brut y un rosé sin adición de azúcar, única casa que lo hace en el mundo, aseguran desde la maison.

Por otro lado, y al margen de las bodegas, están los champagnes que llegan a nuestro país de la mano de empresas importadoras y tiendas especializadas que tienen la exclusiva de determinadas marcas. Es el caso de Bollinger, a la venta en la famosa tienda Lavinia, y famoso por ser el champagne de James Bond. También tienen la exclusiva de Jacquesson, el productor con más historia por ser la casa más antigua, y elaborar el champagne de Napoleón. Luego, Vila Viniteca, la tienda de Quim Vila, tiene la distribución de Saloon y Delamote, o Cuveé 3000 la de Casalmunt. Esto en lo que concierne a las grandes marcas de champagne.

Si de pequeños productores hablamos, que son los que rondan las 100.000 botellas al año y que están cada día más de moda entre los ‘champagneros’ (pues, dadas sus cortas producciones, se convierten en vinos más exclusivos, elaborados con mayores atenciones y mimos), Lavinia es importadora de nombres como Jerome Prevost (con uno de los pocos champagne 100% pinot menier, La Closerie), Pierre Moncuit, De Sousa o Larmandier Bernier. Y luego, el experto y ‘particular’, Manel Plà, jefe de sala y sumiller del Jardí de la Granja Plá, el restaurante familiar que dirige en Igualada, importa sólo pequeños elaboradores como Tarlant. Y entre unos y otros, las puertas del champagne se han abierto en España para un amplio abanico de productos, posicionándolos en los canales adecuados y logrando que, a día de hoy, su presencia sea celebrada y su consumo muy extendido. JMara Sánchez

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