Así, mientras a nivel de autoservicios mayoristas el grupo ampurdanés Miquel Alimentació nos anuncia que va a invertir ochenta millones de euros en abrir veinte Gros Mercat que se añadirán a los 57 centros para hostelería que ya posee, Canela Food se nos vuelve ibérico, como el buen jamón, con una alianza sin precedentes con el grupo luso GCT y Valmenta Inversiones.
Dos operaciones que se cimientan en la atención, una, al pequeño hostelero, que además ha de desplazarse al punto de venta a abastecerse en la mayor parte de los casos, y otra que camina a servicios plenos a pie de establecimiento del hostelero, en principio perteneciente a la restauración organizada, incluso para el tema de los perecederos y el ansiado reparto de las tres temperaturas. No en vano, GCT posee una amplia experiencia en tal función en Portugal, con 120 toneladas de productos frescos repartidos diariamente.
Aire fresco
Ambas noticias aportan un soplo de aire fresco a un segmento, el distribuidor mayorista, que tiene ante sí el reto de suministrar a los famosos trescientos mil puntos de restauración. De ahí que los Cash se han estado reformando convenientemente y los distribuidores zonales han buscado fórmulas de integración, que generaran economías de escala para fidelizar a un cliente poco adicto a declarar su amor a un solo partner.
La carrera hacia el volumen se ha iniciado. Los cash deberán atraer a su clientela con promociones y mejores servicios y no cabe duda que lo lograrán; los operadores logísticos de nuevo cuño también atesorarán esas virtudes, pero en el caso citado de Canela Foods deberán, y de hecho lo están haciendo, preparar un plan complementario de pactos con distribuidores zonales, como parece ser que han iniciado ya con operadores de Andalucía Oriental.
Tal medida causará nuevas expectativas entre ese tipo de empresa en el mercado de foodservice. Cada distribuidor zonal se preguntará si su grado de integración vertical es el correcto y si acaso debería estudiar la oferta de estos nuevos operadores, caso de que se la planteen. Pueden presenciarse pues casos de desafiliación y por tanto de fracturas en las organizaciones mayoristas especializadas que en la actualidad sirven a la pequeña y mediana hostelería.
Repercusión
Por otra parte, aunque quizá es pronto para sacar conclusiones sobre la repercusión que tendrán en el mercado de la restauración y colectividades este tipo de movimientos, hay que empezar a analizar la repercusión de estos cambios en el sector de los proveedores de foodservice. Máxime cuando para GCT, por ejemplo, trabajar con marcas propias es algo habitual; creo que dispone de seiscientas referencias tanto de food como de non food y eso va a provocar algunos rediseños de las estrategias de actuación en las empresas marquistas. Pero también representa la opción para las no marquistas de introducirse en tan apetitoso mercado de demanda sin más esfuerzo que, lógicamente, superar los requisitos de referenciación del operador logístico. Así, por ejemplo, la nueva Canela Foods contará con las normas de EFSIS, importante label que garantiza la seguridad del almacenamiento y la distribución de productos alimenticios.
Esta es una crónica optimista, no cabe duda. Al sector le hacen falta muchas noticias como ésta. Y nos gustaría que cada quincena pudiéramos aportar una parecida. También somos concientes de que el camino a recorrer por los nuevos dinamizadores de la distribución mayorista especializada no va a ser un lecho de rosas, pero seguro que con su empuje profesional va a ablandar algunos nudos gordianos que atenazan a tan prometedor sector.
En este orden de consideraciones, sólo la labor que van a desarrollar en materia de “educar” a su clientela, con una nueva oferta de productos y servicios, tiene que ser bien recibida por el profesional de la hostelería que acosado por tanta normativa de policía sanitaria y de restricción de actuaciones, encontrará en esta nueva figura, el prestatario de servicios logísticos y de distribución, un auténtico consejero en foodservice, en el sentido más amplio de la palabra.l
