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Locales, catering y personal

A Caleb Soler y Alex Pérez les une una amistad que se remonta a su más tierna infancia y prometedores negocios: el Grupo El Escondite (dos restaurantes y un catering), además de un bar y una compañía de personal de hostelería y eventos. Ellos mismos se definen en el terreno profesional como emprendedores antes que como hosteleros. Sin descartar otros sectores, admiten sin embargo que en hostelería se mueven como peces en el agua. La prueba es que los negocios que manejan ya emplean a unas cuarenta personas y facturan unos tres millones de euros al año.
Caleb Soler y Alex Pérez, amigos desde el colegio, trabajaron desde muy jóvenes como camareros y relaciones públicas en establecimientos nocturnos. En cuanto tuvieron oportunidad continuaron su idilio con la hostelería desde el otro lado, el del emprendedor. Con 21 años, ni cortos ni perezosos, se aventuraron a crear una firma de personal para catering. Pero la historia del Grupo El Escondite, tal y como se conoce hoy, comienza un poco después, hace seis años, cuando Soler y Pérez se hacen con el traspaso de un local de copas y restaurante en la calle Conde de Aranda de Madrid. Las cosas les iban muy bien con este primer El Escondite que hoy sigue en pie – “durante los dos primeros años crecimos un 30% en facturación”, explica Soler –. Los alentadores resultados les animaron a probar suerte con una tienda de zapatillas. Igualmente, este negocio en sus inicios marchó sobre ruedas, así que decidieron abrir una segunda tienda que no funcionó tan bien. Después serían franquiciados de dos restaurantes O Mamma Mía,…
“Llegamos a tener siete negocios simultáneamente en marcha. Decidimos entonces no correr tanto, estábamos a mil cosas. Lo más rentable para nosotros era centrarnos en El Escondite y el bar”, afirma Soler. “El bar” al que se refiere se llama De Azul. Se trata de un local en un edificio histórico del barrio de Chueca que actualmente se encuentra en rehabilitación y que sus dos gestores esperan poder reabrir en breve.
Así pues, se deshicieron de todo lo demás y se centraron en el sector de restauración apoyándose siempre en otros socios capitalistas, pero encargándose ellos de la gestión. “Tenemos el 50% del capital de los restaurantes y el 40% del bar”. El Catering El Escondite, que factura unos 200.000 euros anuales, surgió hace tres años. Ofrece los tradicionales servicios de bodas, banquetes o cenas de empresa.
A medida que maduraba el negocio, se iba incrementando la necesidad de recurrir a personal externo en las puntas de trabajo. Fue en ese momento cuando ambos socios echaron la vista atrás, hacia sus primeros escarceos en el mundo de la hostelería, para crear junto a su amigo Borja Escorial la firma ABC Personal, que surte de camareros, cocineros, azafatas, organizadores de eventos, etc… tanto al Grupo El Escondite como a terceros. Hoy cuenta con una base de datos de más de dos mil personas y facturará este 2009 unos 800.000 euros. “En principio, lo montamos para nosotros pero es posible que llegue a facturar más que la división de restaurantes”, reconocen. Con ABC Personal precisamente se han adjudicado recientemente y por un periodo de tres años, la gestión varios servicios en la plaza de toros de Las Ventas (vendedores en las gradas, barras de conciertos, etc…) gracias a un acuerdo con la concesionaria de la explotación: Tauro Delta.

El Escondite (II)
El hito más reciente en la breve pero intensa trayectoria del grupo ha sido la apertura hace un año del segundo restaurante El Escondite, en la calle Alberto Alcocer de Madrid. Se trata de un concepto de restaurante de decoración moderna, con 180 plazas, una cocina de base mediterránea cuidando la relación calidad-precio (30 euros de media), y que por la noche se transforma en bar de copas. Para este año calculan los responsables de su gestión que obtendrá unas ventas de un millón doscientos mil euros; mientras que su hermano, el primero del grupo, algo más pequeño (70 pax) y más barato (25 euros), rozará los 600.000 euros.
Para estos emprendedores – ese es el sustantivo que a la vista de los hechos y según ellos mismos, mejor les define – una de las complicaciones mayores para sus negocios radica en la plantilla, que actualmente asciende a cuarenta personas. “Hacemos buenos equipos porque tratamos de ser buenos jefes, de tener todo muy controlado y llevarnos bien con todos”. Reconocen que recurren sobre todo a gente joven porque les resulta más sencillo el trato: “Cuando empezamos, con veinticuatro años, los empleados eran bastante más mayores que nosotros y nos costaba mucho, por ejemplo, echar una bronca”.
Y en lo que se refiere a planes de futuro, no le cierran las puertas a nada. Sus cabezas son hervideros de ideas. “No nos gusta quedarnos quietos. Nuestro objetivo ahora es consolidar y si vemos que nos merece la pena, abrir otro Escondite o cualquier otro negocio en el que veamos posibilidades”. Continuará. (www.grupoelescondite.com)

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