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Los domingos se visten de brunch

El concepto del brunch (mezcla de las palabras anglosajonas breakfast –desayuno- y lunch –almuerzo-), nació a mediados del siglo XIX como eficaz remedio para aliviar resacas de fines de semana. Importado de EEUU e Inglaterra, en España comienza a posicionarse en nuestros días, alcanzando no poca popularidad entre un público bastante definido.
“Se trata de gente joven, entre los 30 y los 35 años (a veces un poco más), de clase media alta. Gente que se levanta tarde, que ha viajado y conoce el brunch por sus estancias en otros países”, afirma Eva Barata, directora de Café Oliver, uno de los locales que ofertan este desayuno-almuerzo en Madrid. No obstante, la costumbre se extiende, y el tipo de público que opta por este desayuno-almuerzo, se amplia, pasando a jóvenes modernos y matrimonios con hijos pequeños, herederos sin duda de la tradición de sus padres.

Después, sólo queda encontrar el que más se adecúe a las preferencias o al bolsillo del cliente, o aquel que ofrezca algún valor añadido, por encima de lo meramente culinario, como es el caso del hotel Westin Palace, que lo ameniza con música, o el del hotel InterContinental de Madrid, en el que el público infantil adquiere un protagonismo especial, ya que en él todas las familias que acudan, tendrán la oportunidad de que sus hijos disfruten de una tarde diferente gracias a la amenización infantil de los payasos y resto de personajes de la compañía Érase Animaciones. Además, todos los domingos de 14.30 a 16.30, los niños que lo deseen podrán asistir a un espectáculo especial con payasos o personajes clásicos de cuento que desarrollarán su imaginación y harán que pasen una tarde muy entretenida mientras los padres disfrutan sus almuerzos y el buen ambiente y la música en directo del brunch del establecimiento.

Una fórmula de éxito
La fórmula del brunch es muy simple: la tradición más estricta llegada de Nueva York dicta que un brunch clásico debe componerse de un Bloody Mary, café y huevos Benedict (pochados y servidos sobre tostadas con bacon y salsa holandesa), pero en la actualidad, las variables son muchas.

Así por ejemplo, dentro de la oferta del hotel Westin Palace de Madrid, y tal y como explica Paloma García, responsable de Comunicación y Relaciones Públicas del hotel, “Se divide en pequeñas estaciones con diferentes tipos de comidas. Hay una zona verde en donde los clientes pueden crear sus propias ensaladas, una zona de miniaturas con exquisiteces creadas por nuestro chef en tamaño individual, otra estación de mariscos, con gambas, langostinos y bogavantes, un buffet con platos calientes, que siempre llevan carnes, pescados y pastas, todos ellos acompañados de sus guarniciones y dos tipos de sopas o platos de cuchara. Todo esto se puede acompañar con los embutidos y quesos de otra de las estaciones, para terminar con los postres, compuestos por una gran variedad de pequeños y deliciosos mini pecados que pueden acompañarse de helados y frutas silvestres”.

Lo habitual es que en la mayoría de los establecimientos donde se da la opción de poder disfrutar de un buen brunch, ésta posibilidad se ciña al fin de semana o concretamente al domingo y éste esté compuesto de una bebida caliente, zumos, bollería, lácteos y algún plato salado y más contundente que, en ocasiones, puede acompañarse con algún tipo de combinado entre los que el Bloody Mary sigue mostrando una evidente supremacía. Lo mismo que los citados huevos Benedict, presentes en la mayor parte de las ofertas.

El día, el domingo, aunque en algunos locales también puede tomarse un brunch el sábado y algunos festivos. Y no es apto para madrugadores, ya que el horario suele ir desde las once de la mañana hasta las cuatro de la tarde. Aunque en ocasiones, como por ejemplo en el Palace, el horario casi es de comida, comenzando a las 13:30.l
Ana I. García

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