Pero Madrid Fusión marca la diferencia. Sus organizadores han tenido muy claro desde el primer momento, hace ya cinco años, los objetivos de esta reunión: dar a conocer lo que sucede tras los fogones que han elevado la alta cocina española a lo más alto del ranking mundial y ofrecer panorámicas de las distintas tendencias que se desarrollan a lo largo y ancho de todo el planeta.
Si hace dos años le tocó el turno a la cocinera japonesa, y la cita tuvo su consiguiente réplica en la Exposición Universal de Aichi, en 2006 la cumbre apostó por los grandes maestros estadounidenses, y se llevó a cabo una contrarréplica durante el mes de octubre en Nueva York. Este año su apuesta ha sido la cocina china, tan popular como desconocida para nosotros. Y tendrá su réplica el próximo otoño allí. Una magnífica forma de promover la convivencia y la integración entre las distintas cocinas de un mundo cada vez más globalizado.
De hecho, las cifras que arroja esta última edición de la Cumbre no admiten discusión: demostraciones prácticas de los grandes chefs internacionales, trescientos periodistas nacionales y 150 periodistas extranjeros acreditados, seiscientos congresistas, ochenta patrocinadores y colaboradores, noventa expositores…
¿Qué más se puede pedir? Que los profesionales sigan trabajando en este sentido.