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Marcos Morán gestionará la pata gastronómica de Hispania en plena City londinense

El proyecto, que cuenta con el respaldo de cuatro socios asturianos, contará con un área de tapas, un espacio de ventas y un restaurante con capacidad para cuarenta comensales, según ha explicado Marcos Morán a Restauración News.

“Queremos aprovechar la imagen de España e ir a Londres con nuestra bandera, que es un honor, para vender calidad”, puntualiza Morán, quién define a la capital británica como la ciudad

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perfecta para implantar Hispania por su actividad financiera, su “brutal” colonia de españoles y sus buenas comunicaciones con España. “Para los próximos meses, mi idea es estar a caballo entre Londres y Casa Gerardo”.

Una casa que afronta 2013 con novedades. Según ha asegurado el chef a esta revista, Casa Gerardo pondrá en el mercado un proyecto doble de quinta gama con su fabada y su arroz con leche. La Catedral será la encargada de comercializar LC La Fabada by Casa Gerardo. Mientras, el arroz con leche se venderá en los lineales de la gran distribución.

¿El reto? Empatar en 2013
Además de este nuevo desafío, Morán espera que “en 2013 las cifras de Casa Gerardo empaten con las de 2012”. Un año en el que el restaurante ha visto cómo su facturación caía en torno al 20% respecto al año anterior, “que tampoco fue algo extraordinario”.

“Para Casa Gerardo, 2012 ha sido un reflejo de lo que ha sido la cocina española. En España hacemos la mejor cocina que se ha hecho nunca pero nos estamos resintiendo económicamente y Casa Gerardo no ha sido una excepción”, señala.

Un resentimiento que sobre todo afecta al cliente de empresa. “El cliente de traje y corbata está desapareciendo; no así el gastronómico, que está subiendo”, asegura Morán. “El cliente gastronómico percibe que la oferta de Asturias es muy buena tanto en alojamiento como en restauración”, prosigue. “La relación calidad precio de Galicia, Asturias y Cantabria es igualable, pero inmejorable”, sentencia finalmente.

En el caso concreto de Casa Gerardo, Marcos asegura que él y su padre combinan vanguardia y tradición teniendo siempre muy presente que, en estos tiempos que corren, “ir al restaurante es un lujo y no una necesidad primaria”. “Si el fast food funciona es por el precio”, matiza.

Con un ticket medio de entre 60 y 80 euros por su menú degustación, que se sitúa en los 40 euros por su menú más tradicional (con bebida incluida), Morán afirma sin pelos en la lengua que “ya nadie se avergüenza al decir que en su casa puedes comer por 50 euros; al contrario; la crisis nos está llevando a todos a un justiprecio”, remata.

Y es que a sus 33 años, este chef, que cambió el periodismo por el delantal, se muestra muy crítico con su gremio y espeta a bocajarro que “tenemos que darnos cuenta de que somos restaurantes; no cantantes de ópera, ni jugadores de fútbol ni estrellas de rock. Es muy malo que la gente piense que un cocinero tiene un descapotable. Nosotros hacemos inversiones privadas y reinvertimos todo lo que ganamos. A finales de los noventa, todo valía. Pero ahora… ahora eso se está desinflando”.

De ahí que Morán piense que los cocineros españoles tienen que aprender a gestionar su fama y no olvidarse de transmitir lo duro que es esta profesión. “Ahora nos quejamos de que tenemos nuestros restaurantes medio vacíos; estoy seguro de que parte de ese problema es la desinformación. Tenemos que acercarnos a la gente y demostrarles que somos gente normal”.

Un tándem paterno-filial
Un alegato que Morán concluye diciendo: “nosotros somos gente normal; a mí me educaron a ser normal”. Educación que hace ya siete años le llevó a dirigir, junto a su padre, los fogones de Casa Gerardo.

Preguntado por el cambio generacional, Marcos Morán se muestra claro. “Mi padre y yo llevamos una bicicleta tándem. A veces, mi padre va delante y otras, voy yo. Y sería muy torpe por mi parte hacer platos sin que él los viera. Como decía Di Stéfano [del Real Madrid], los jugadores no son importantes; lo que importa es la institución. Y… en Casa Gerardo eso es exactamente lo que ocurre”, afirma.

Cuestionado por sus expectativas de futuro en un país como España que atraviesa su quinto año consecutivo de crisis económica, Morán aclara que “oxígeno va a seguir habiendo; hay que mirar el futuro con algo más de optimismo. En mi caso, si con 33 años me amargo, apaga y vámonos”, concluye.JGema Boiza

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