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Nuevos equipos para los planes de gestión medioambiental: el caso de Áreas

Tal como explicó el director de I+D+I de la compañía, X. Torrents, en las VII Jornadas Profesionales de ANTA celebradas este año en Hostelco, Áreas propone equipos con procesos automatizados para simplificar tareas y, con ello, los costes salariales. Los establecimientos necesitarán a su vez equipos de alto rendimiento y de muy rápida recuperación para superar la concentración de las ventas en horas y días concretos. Se plantean procesos de ensamblaje con menos residuos y una evolución de las pautas y costumbres alimentarias con el objetivo de “customizar el producto”.
Los tres objetivos básicos en política medioambiental que propone Áreas son:
-Fomentar y sensibilizar en materia de ahorro energético.
-Promover el uso racional de los recursos.
-Aplicar las tecnologías más limpias y eficientes, económicamente viables, que contribuyan a la prevención de cualquier tipo de contaminación medioambiental externa e internamente.

Un problema también económico
A partir de estos propósitos, el sector es consciente de que el desarrollo del negocio genera impacto medioambiental. Por ello, el primer paso para poder desarrollar políticas y acciones de sostenibilidad es el de identificar los aspectos ambientales de la actividad, teniendo en cuenta que no es sólo un tema de eficiencia y prevención de la contaminación medioambiental, sino que conlleva además un problema económico.

En el mercado de autopistas, los ingresos en áreas de servicio con respecto al año pasado han disminuido en seis millones de euros, cayendo también el porcentaje en agua en un 0,02% y aumentando el gas y la electricidad un 0,13% y un 0,21% respectivamente.
Áreas lleva a cabo políticas de desarrollo sostenible a través de farolas fotovoltáicas, reducción de aguas hidrocarburadas (con separadores de hidrocarburos y separadores de grasas en zonas de producción) y reutilización del agua de las depuradoras, entre otros.

Además, desde la compañía se proponen diez “reglas de oro” para poder llevar a cabo buenas prácticas medioambientales, como revisar las temperaturas de las calderas de agua caliente sanitaria, controlar los termostatos del sistema de climatización (21 grados en invierno y 26 grados en verano) y optimizar la utilización de máquinas trabajando con ellas a plena carga.

Un plan óptimo para hacer frente a una crisis que necesita ajustes medioambientales y, a ser posible, sin afectar al bolsillo de la economía del país.

JIsabel Arias

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