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Nuevos vientos en la Capital

No sólo dejó atrás esa patria que, por matrimonio, le había adoptado, sino también la profesión de consultor a la que venía dedicándose allí. En España, Pablo Botella dio un giro de 180 grados a su carrera profesional.

La galerna es un temporal de viento súbito que sacude el mar con violencia. Una figura metafórica para definir en lo que quieren convertirse en La Galerna de Pablo (en la madrileña calle de San Bernardo): una tormenta de sabor impulsada por Pablo Botella, alma mater del establecimiento, chef ejecutivo y director de sala.

Pablo Botella, llegó a España empujado por la situación que atravesaba el país donde residía después de haber viajado por todo el mundo, Venezuela. Allí había contraído matrimonio con una venezolana y era consultor. Una vez aquí, de vuelta a su Madrid natal, decidió dar un giro a su trayectoria profesional y ponerse la chaquetilla de cocinero: una afición –mejor dicho, pasión- que arrastraba desde su infancia.

El resultado, este establecimiento donde lleva a cabo su cocina, de corte clásico aunque siempre en una constante evolución, marcada por su carácter eminentemente autodidacta. En ella se combinan recetas tradicionales con otras más creativas, brindándose la posibilidad de pedir medias raciones de todos los platos. También se puede encontrar un homenaje a lo exótico, a la propia Venezuela, en platos como el steak tartare de lomo bajo de cebón acompañado de chips de yuca y nata con hierbabuena; o el Bacalao confitado al pil-pil. En cualquier caso, otra de las cosas que persigue este chef en sus platos es que todos ellos aporten el componente saludable. Para ello cuenta con la ayuda de su hermano, nutricionista, que colabora con el chef a la hora de lograr platos equilibrados, siempre.

Para quienes prefieran tomar algo rápido, La Galerna de Pablo, dividida en dos ambientes, tiene una barra en la planta baja, que cuenta con su propia carta. En esta zona se puede desayunar y también picar conservas y pinchos variados, así como ensaladas y raciones calientes. Como por ejemplo las Croquetas de Carlos.

Atmósfera evocadora
En La Galerna de Pablo, Botella ha sabido recrear una atmósfera evocadora en los dos ambientes del local. La parte alta, con vistas a la calle San Bernardo, es otra de sus señas de identidad. Predominan el blanco, el gris y el azul, son los colores de su imagen, donde aparecen un pequeño barco, un remolino que simula tormenta, la botella donde se depositan los sueños y que hace referencia a su propio apellido y el mar. Con una decoración moderna y cuidada al detalle, resulta cálido y acogedor. Es amplio, luminoso, con dos grandes espejos en los laterales y una pared de ladrillo visto. Y como no podía ser de otra forma, todo está envuelto por un mural que representa el océano, indómito y salvaje.

El perfil
Pablo Botella es madrileño y tiene cuarenta años.
Viajó mucho, antes de llegar a Venezuela. Se casó allí y residió en el país hasta que la situación económica del mismo lo llevó a regresar a España.
Su formación es autodidacta: la cocina le apasiona desde niño, pero no se había dedicado profesionalmente a ella.
Trabajó como consultor.
Todos sus platos son equilibrados con ayuda de su hermano, que es nutricionnista.

I.C.

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