Ocio nocturno y ofensiva hotelera

Si tenían los almuerzos cubiertos; ahora van a por otro importante nicho de mercado que además han sabido segmentar. Primero con los afterworks, después con los lounges. ¡Qué compleja jerga! Pero ¡qué negocio para quien la domina! ¿Son una o son dos cosas diferentes?
Lo cierto es que los hoteles abren sus cocinas y barras a las seis de la tarde y ya no saben cuándo cierran. Atrás habrán quedado atendidos, además de los huéspedes, los commuters que precisan una copa y unas tapas antes de irse a su adosado, a cincuenta kilómetros de la city. Y quien quiera podrá disfrutar de una cena, con carta firmada, en un ambiente agradable, ahora que la noche se ha vuelto más canalla que nunca, pero también oír la música más pinchada por los djs de moda.
La verdad es que una callada revolución en la restauración se ha iniciado por los hoteles. Mientras los mediáticos chefs se estrujan las meninges para crear los gastrobares, los directivos de la hotelería se han puesto las pilas y ofrecen, con sello de calidad, un esmerado servicio: nada menos que el de un hotel, lo sea o no, de postín. Esté en un barrio seguro o no, y donde se puede llegar y salir desde el parking subterráneo, si hay que ir hacia abajo.
Por que, si en caso contrario, finalmente el cliente va hacia arriba, entonces, el negocio es redondo.