Un dato para la reflexión: la seguridad alimentaria en la restauración moderna española es valorada con una puntuación de 2,8 sobre 10 por los consumidores. Al borde del aprobado, se encuentran los comedores laborales, con un 4,7. Y ya al otro lado del cinco, los restaurantes de menú del día (5,6) y los tradicionales (6,8). Son conclusiones del “Estudio sobre los hábitos alimentarios de los consumidores españoles” de Mercasa que, como mínimo, dan que pensar sobre lo que en la calle se percibe de la restauración organizada.
Las más de dos mil personas encuestadas durante 2007 para esta investigación opinaron sobre la labor que la Administración realiza en materia de control de la seguridad alimentaria cuantificándola en un 4,8 sobre 10. No obstante, muchos opinan que la presión administrativa se ha hecho más patente en los últimos cinco años. El 40% piensa que los controles han aumentado, y un porcentaje ligeramente inferior considera que la Administración ha mantenido el mismo nivel de control.
Pese a que hasta el momento todos los indicadores apuntan al crecimiento en los últimos años de la frecuencia de las visitas a restaurantes, bares y cafeterías, los consumidores no lo tienen tan claro. El 44,4% manifiesta haber mantenido estable el número de veces que come o cena fuera de casa en los últimos cinco años. Un 29,5% afirma que ha disminuido y sólo el 26,5% que ha aumentado.
Los hombres frecuentan más los restaurantes, bares y cafeterías
El lugar de consumo predominante de alimentos y bebidas, según el estudio, sigue siendo el hogar. Siete de cada diez españoles declaran hacer las tres comidas principales del día en el hogar durante los días laborables, siendo la cena la que se lleva la palma (96,3%), seguida del desayuno (84,6%) y la comida (83,2%). En este punto sí se observan diferencias sustanciales en función del sexo. El hombre desayuna y come en mayor medida fuera de casa durante la semana laboral. El 11% de ellos dice desayunar y un 11,2% comer en establecimientos hosteleros, frente al 5,2% y el 2,9% de mujeres, respectivamente. En la cena, los porcentajes están más igualados.
Parece claro asimismo que la preferencia por el hogar frente a la hostelería va creciendo proporcionalmente a la edad de los consumidores, si bien la franja de entre 36 a 45 años es la más asidua a alimentarse fuera de casa. Se contempla, aunque con porcentajes muy bajos otras posibilidades como los comedores del trabajo, del centro de estudios o llevarse la comida de casa al trabajo.
Los fines de semana se emplea más tiempo en comer que en días laborables y así queda reflejado en el estudio. Para desayunar, a diario se invierten 14 minutos, frente a los 18 de los fines de semana. En la comida se pasa de los 35 minutos a los 45 cuando tenemos más tiempo libre; y en la cena, de 31 a 36 minutos.
Respecto a la calidad de la comida, el 44,4% de los entrevistados piensa que en España se come peor que hace años, mientras que el 35,5% cree lo contrario. A mayor edad, mayor es también la percepción de que se come mejor ahora.
En general, los hábitos alimentarios actuales son considerados bastante saludables por 7,6 de cada diez consumidores.
Por sexos, hay diferencias significativas a la hora de valorar el interés por una alimentación equilibrada. Las mujeres otorgan una importancia a este aspecto de 8,1 sobre 10 frente al 7,6 de los hombres. Ocurre algo similar se habla de dietas. Los hombres niegan seguir una dieta en mayor proporción que las mujeres (84,2% frente al 79,5%).
Por último, se ha sondeado qué alimentos consideran los consumidores que han crecido en demanda en los últimos cinco años. Según esta visión, aumentan las frutas y verduras (49,5%) y el pescado (42,2%), mientras que disminuyen las bebidas alcohólicas (42,5%) y los alimentos precocinados (37,8%).l
Elia García
