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“Somos la única empresa que está deseando que le surja competencia”

Los responsables de la compañía cordobesa Anusim creen que solidaridad y negocio pueden ir de la mano, sin contrariedades. Sus menús están especialmente dirigidos a personas de escaso poder adquisitivo en riesgo de exclusión social (80% de su clientela actual). Venden la materia prima, sin cocinar, para preparar menús equilibrados. Su tienda se encuentra en uno de los barrios más deprimidos de Córdoba. El estrechamiento de la cadena de suministro es la clave para la sostenibilidad de esta iniciativa.

Hace año y medio, Antonio Carbonell, profesor de la facultad de Economía de la Universidad de Córboba y socio fundador de Anusim, llevó a cabo un estudio sobre cómo estaba reflejándose la crisis en el tipo de alimentos que ingería la gente. “La verdad es que me llevé un gran disgusto por los resultados”, confiesa y añade: “vimos que la última semana del mes, colectivos como los jubilados con baja pensión, desempleados o mujeres con dependientes a su cargo acababan comiendo a base de hidratos y grasa principalmente”.

Comenzó entonces a fraguarse la idea junto a otros cuatro profesores, cinco pequeños empresarios y cinco profesionales de otro tipo (abogados, ingenieros…). Todos tenían (y tienen) en común, cierta cultura empresarial, un sentimiento de identificación con el proyecto, y unos objetivos muy claros, determinados por el segmento de población al que se dirigen. Carbonell explica cuál es su motivación primordial: “Las quince personas que estamos en esto, nos consideramos privilegiados porque la crisis no nos ha afectado a nivel económico, aunque sí nos altera a nivel humano”. Y advierte: “Somos conscientes de que formamos una cadena. La crisis ha empezado por la base de esta cadena, pero terminará llegando arriba si no hacemos algo”.

Autosuficiencia para poder actuar
Acción social y negocio, S.L. Esa es la denominación legal de la compañía Anusim. “Sin negocio, la acción social no es sostenible en el tiempo”, afirma convencido el impulsor del proyecto.Y esta máxima lo impregna todo. “Tenemos que ser autosuficientes, que sólo dependamos de nosotros”.

Reconoce que admira a quienes hacen obras de caridad, pero distancia a Anusim de este planteamiento ya que se trata de una empresa; con un fin social, es cierto. Sin embargo, vende productos al precio que cree conveniente, no depende de subvenciones públicas ni ayudas de este tipo, y será rentable en breve, según Carbonell. ¿Cómo lo conseguirá? “That’s the question”, que diría Shakespeare. ¿Dónde está el margen?
Primero, hay que explicar que Anusim compra a mayoristas y directamente a productores, saltándose así, muchos eslabones de la cadena de suministro que, sin duda, incrementan el coste de los productos. “Compramos a todo aquel que pueda darnos el precio y la calidad que pedimos. Lo que pasa es que, a menudo, los formatos de los productos son los que cambian. Tenemos que vender por debajo de un precio máximo y si el producto se pasa de ese precio, no es para nosotros”. Él mismo, junto a un encargado, realizan las tareas de compra.

Pero pese a lograr ventajosas condiciones de los proveedores, no es en los menús dónde reside el margen de beneficio, sino en otros productos complementarios disponibles en el punto de venta y que pueden ser adquiridos por personas con rentas más elevadas. “Si alguien selecciona lo que se quiere llevar es que ya no pertenece al segmento social al que nos dirigimos. Tiene opción de elegir. Cualquier persona que quiera ayudar, lo puede hacer adquiriendo nuestros productos y además va a ahorrar dinero”, argumenta Carbonell.

Estos otros artículos en venta al margen de los menús predefinidos, se pueden comprar también con un descuento del 20% siempre que el comprador muestre el certificado de la Seguridad Social que acredite que ingresa menos de 500 euros por unidad familiar. “Aplaudimos la caridad, pero nosotros miramos al máximo la dignidad. Vendemos al precio que queremos y ellos compran al precio marcado. No hay caridad. Es nuestra filosofía”, reitera.

El día en que se realizó la entrevista con Carbonell, consistía en potaje, pollo y fruta. Por 2,95 euros entregaban a sus clientes, 250 grs. de garbanzos, 350 grs. de bacalao, 500 grs. de espinacas; 800 grs. de pollo y 1 kg. de peras. De las cantidades se deduce que no se trata de un menú individual, sino para dos personas al menos. “Comprando este menú, dos personas tendrían suficiente con 100 euros para alimentarse todo un mes”, señala Carbonell.

Microcréditos
Anusim comenzó su andadura el pasado 14 de febrero y al principio, reconoce su portavoz, las ventas fueron bastante inferiores de lo que esperaban, aunque afirma que no les preocupó, pues querían rodar poco a poco para coger el ritmo a un sector y un tipo de negocio desconocido para ellos hasta el momento. No obstante, el boca a boca está surtiendo efecto y cada semana han ido subiendo las ventas entre un 12-15%. Eso hasta que llegó su presentación pública y los medios, incluso a nivel nacional, empezaron a hacerse eco. Los socios se han planteado extender el concepto, por supuesto, incluso a largo plazo franquiciar. “Hasta que no tengamos diez puntos propios no lo podremos hacer”
Y para cuando recojan suficientes frutos económicos (en un par de años, calcula el representante de Anusim) darán un paso más en la misma línea social que ha marcado su nacimiento otorgando microcréditos a aquellas personas que cumplan los requisitos y lo necesiten. “El problema urgente que intentamos ahora mismo paliar es el de que la gente sin recursos tenga una alimentación sana, pero estamos viendo que los maridos de nuestras clientas (porque en su mayoría son mujeres) están teniendo devoluciones de las entidades financieras, impagos… y si esto continúa así, habrá mucha gente que ya no podrá pedir créditos a los bancos”, expone Carbonell, que admite, no obstante: “Para esto sí tendríamos que buscar compañeros de viaje en el sector financiero, que primen los valores antes que el corto plazo”.

Anusim dispone de un punto de venta con dos empleados, equipado con sistemas de frío, con una extensión de 47 m2 y que han cuidado para que “no sea ni mejor ni peor de lo que puedan ser las casas de nuestros clientes. No ofender ni por exceso ni por defecto”, explica el ideólogo del proyecto. Cabe puntualizar que la tienda está emplazada en un barrio de Córdoba capital, donde el paro supera el 32% de la población. Sus habitantes reciben ayuda por parte de Cáritas, la iglesia y otras organizaciones, algunas de las cuales incluso compran la alimentación seca en Anusim, porque la encuentran más barata que en cualquier otro lugar.

Y aparte, existe una nave logística de 180 metros cuadrados para poder abastecer al punto de venta “just in time”. Su horario es de 8,30 a 13.30 y de 10 a 16.00.
“Córdoba es una ciudad pequeña que provincias. Tendemos a hacer crítica de todo, pero aquí nadie arriesga para hacer cosas. Somos la única empresa que está deseando que que le surja competencia, que empiece a haber más empresas que arriesguen. Creemos que es necesario reestructurar nuestro sistema, a la vista de una realidad ante la que parece que nadie se altera”. Ese es el afán de los socios de Anusim: que otros den un paso hacia esa reestructuración de la que hablan. Ellos ya lo están dando. JElia García

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