Prácticamente todos los fabricantes de estas máquinas han desarrollado sistemas que permiten pagar en sus máquinas mediante este tipo de tarjetas. No obstante, son los autoservicios de restauración en entornos cerrados donde la implantación de este sistema de pago tiene mayor calado. De hecho, Víctor Cerdán, del departamento de Marketing de Jofemar, reconoce que “este tipo de sistema no se está pidiendo mucho en horeca. Hay que tener en cuenta que tienen que ser controlados y, por tanto, no es algo masivo”.
Aparte de su empleo en el vending, este tipo de sistemas puede ser utilizado, empleando siempre la misma tarjeta, para controlar el acceso a los servicios que se ofrezcan en determinados entornos, como hoteles o instalaciones corporativas.
La española Tratécnica, uno de los mayores fabricantes de estos sistemas, con instalaciones tan relevantes como la efectuada en la Ciudad Financiera del Santander en Madrid, donde sus tarjetas pueden ser usadas en 225 máquinas vending y en los comedores del recinto, ha desarrollado dos sistemas alternativos (Atlas y Cosmos) para el pago con tarjetas.
“Un sistema de estas características no sólo incluye el lector del chip, sino que también incluye máquinas dispensadoras de tarjetas, recargadoras de saldo, cargadores automáticos a través de ordenador y, por supuesto, todo el software necesario para gestionar el sistema”, explica Angel Mayoral, del departamento Comercial de Tratécnica.
Pero, tal vez, la característica más valorada de este tipo de pagos es la posibilidad de rastrear el uso y los movimientos de cada tarjeta; es decir, se puede obtener una trazabilidad casi total de las mismas y, por lo tanto, del comportamiento del consumidor. Se trata de una información impagable a la hora de establecer planes de promoción ajustados totalmente a la demanda.
No hay que confundir este tipo de tarjetas para sistemas vending con las tarjetas monedero pertenecientes a los grandes sistemas de pago proporcionadas por Servired o 4B. Aunque estas últimas podrían ser empleadas en el vending, su implantación sería bastante más complicada, ya que se necesitaría una conexión online de las máquinas con los servidores de las entidades gestoras de tales sistemas.
De cualquier manera, es posible que el futuro inmediato del vending, al menos del instalado en grandes entornos cerrados, ni siquiera pase por abandonar el efectivo y pasar al pago con tarjeta, sino por el pago controlado a través de software. Es decir, de sistemas que se encarguen de dispensar el producto y efectuar los cobros tecleando determinadas claves en la máquina, como si de un cajero automático se tratara.. l
J.C.P.
