Atrás quedan hitos para la restauración moderna que quitan el hipo. Menos dinero en el bolsillo, corte de suministro financiero, más IVA y menos salario, estratégicos commodities a los que les tiemblan las piernas, fabricantes que se meten a distribuidores, operadores que abren en el retail, se convierten en retail, practican co-branding entre enseñas de diferentes franquiciadores, o se ponen a servir a los clientes hasta en las estaciones de tren o los aeropuertos…
Datos para un análisis. Porque hasta los chefs mediáticos y sus animadores ha llegado la crisis que padecemos.
Pero también ha habido destacables iniciativas. Me quedo con el dinamismo que la máxima patronal del sector, la FEHR, ha demostrado a lo largo del año. Se ha multiplicado para estar presente allí donde algún fuego amenazaba a sus asociados y mira que, de llamas y humos, hay por doquier. Ejemplar su tesón y capacidad para bregar con los defensores de las leyes anti-tabaco.
Loable ejercicio que, no cabe duda, servirá para nuevas singladuras en las que, a la nave hostelera le queda por pasar algo más que una mar gruesa.