Sin embargo, en los tiempos que vivimos y caminando el ratio hacia el 35% del consumo alimentario fuera del hogar, bueno es que haya emprendedores suficientes para atender a la creciente demanda y evitar así estrangulamientos del mercado y por ende tensiones inflacionistas. Pero, para ello, estas empresas deben estar más unidas que nunca. Tanto a nivel corporativo como empresarial.
A nivel corporativo, las empresas de la hostelería poseen una cúpula patronal, la Fehr, que en los últimos años ha dado ejemplo de cómo manejar delicados dossiers de forma directa y apoyar a sus asociaciones territoriales cuando sea necesario. En abril celebra su congreso, de frecuencia bienal, en Asturias y el programa de trabajo es tan interesante como el que han preparado para que sus gentes se conozcan más entre sí.
A nivel empresarial, los tiempos, estos tiempos, no son para echar las campanas al vuelo. Ahora deben lidiar con un nuevo y crecido margen que puede erosionar sus cuentas de explotación. Se trata de la retribución de los servicios de distribución.
Porque los precios suben para los fabricantes y operadores, pero también para los distribuidores, como apuntan algunos de los que representa Adiscat y de cuya asociación informamos en este número.
Nuestra gran familia precisa de distribuidores, tanto generalistas como especialistas, independientes u organizados, y de creyentes en las ventajas de los movimientos asociativos.
Sólo así la cadena de valor en hostelería, podrá presumir de eso: generar valor.